Esfuérzate en la Santidad

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Esfuérzate en la Santidad

«Por eso, queridos hermanos, mientras esperan estos acontecimientos, esfuércense para que Dios los halle sin mancha y sin defecto, y en paz con él.» 2 Pedro 3:14 (NVI)

En las olimpiadas de Londres 2012 Usain Bolt fue el más rápido de la tierra, bajando el record olímpico en la carrera de los 100 metros. Este hombre corrió diez metros por segundo. Es lo que yo tardo en escribir una palabra en mi teclado. Pero no es un improvisado. Desde la anterior olimpiada, cuando asombró al mundo con su velocidad, Usain ha estado trabajando cada día con ese objetivo.

Él deseaba bajar unas milésimas de segundos su record. ¡Milésimas de segundo! Y por algo tan pequeño estuvo trabajando y esforzándose diariamente durante cuatro años. Sacrificio silencioso, mucho entrenamiento, sudor, cansancio, estirar la resistencia al límite, régimen de comida, sin excesos, poca diversión, mucho esfuerzo por unas milésimas.

¿Cuántas veces se habrá preguntado este hombre si valía la pena tanto esfuerzo durante esos cuatro añosí, ¿cuántas veces se habrá acalambrado deseando dejar de entrenar, para levantarse y seguir dolorido su rutina?, ¿Cuántas veces habrá querido abandonar? Jamás lo sabremos. Solo podemos saber algo. No bajó los brazos, se esforzó más que nadie y alcanzo su objetivo. Fue el hombre más rápido del mundo en Londres 2012.

Pedro no corría mucho. Pero también sabía de esfuerzos. Su vida fue dura siendo pescador. Sabía de madrugar, de tener frío, de pasar la noche en vela, de trabajar mucho y recoger poco. Por eso, cuando su vida estaba terminando, mirando todo lo que había vivido, les resume a sus amigos en esta frase célebre la razón para seguir entrenando.

El tiempo se acaba, cada vez queda menos para la llegada de Jesucristo. Y el clamor de Dios sigue estando vigente. Dios demanda santidad de tu vida y de la mía. Pedro lo sabía, muchas veces había fallado, y muchas veces había luchado, trabajado y sudado por mantenerse santo. Y lo había conseguido. Ya anciano, nos pide que nos esforcemos por estar en paz y en santidad con Dios.

Es un gran esfuerzo, y en medio de tanta corrupción y pecado, suena tonto querer mantener la santidad. Cuesta demasiado y no tiene resultados positivos a corto plazo. Pero al igual que Usain, el sacrificio y el esfuerzo de ser santo para Dios no lo vas a ver hoy. Pero lo vas a disfrutar toda la eternidad. Solo el que se esfuerza alcanza el objetivo.

REFLEXIÓN – Dios quiere darte la medalla de oro de santidad, ¡esforzate!

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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