Tú eres la Iglesia. Segunda parte

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Tú eres la Iglesia. Segunda parte

«PERO SUS NOBLES NO APOYARON LA OBRA…» (Nehemías 3:5 LBLA)

Se cuenta de un equipo de fútbol americano que estaba perdiendo por amplio margen. El entrenador le gritaba al capitán desde la línea de banda: ‘¡Pásale el balón a Calhoun! ¡Pásale el balón a Calhoun!’ Bastante harto y frustrado, el capitán por fin le gritó de vuelta: ‘¡Míster, Calhoun no quiere el balón!’ Ayer hablamos de los que prefieren ser espectadores a jugadores. Hoy hablaremos de los que están en el equipo pero no quieren darlo todo. Mientras reconstruían los muros de Jerusalén, Nehemías escribió: «A su lado hicieron también reparaciones los tecoítas, pero sus nobles no apoyaron la obra de sus señores» (Nehemías 3:5 LBLA). Estos hombres padecían de dos enfermedades comunes, llamadas «compromiso conveniente» y «participación limitada».

Por cada persona que ve realizado su ideal, encontramos cien que sólo hablan del mismo. A lo mejor eres de los que dicen: ‘Ahora les toca a otros dar.’ Pero si otros siembran, otros también recogerán la cosecha que estaba destinada para ti. ¿No te importa? Leemos en la Biblia: «Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo necesario, abundéis para toda buena obra» (2 Corintios 9:8). Si no estás dispuesto a ser canal de las bendiciones de Dios, éstas no te llegarán. Piensa a largo plazo; conforme entregas a Dios tus tesoros de la tierra, Él te prepara un tesoro en el cielo. Pablo habla del «…Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí» (Gálatas 2:20). Cada vez que Dios te pida tiempo, dinero o talentos, recuerda todo lo que Cristo dejó por ti.

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