Como Establecer límites en la Vida Cristiana

Como Establecer límites en la Vida Cristiana. Parte 1

«…SEA VUESTRO HABLAR: «SÍ, SÍ» O «NO, NO»…» (Mateo 5:37)

A veces de lo bueno se abusa. Nos encontramos en situaciones complejas, donde no estamos seguros de cómo reaccionar: ‘¿Puedo ayudarte, pero sin salir perjudicado? ¿Podemos compartir partes de nuestra vida sin yo tener que entregarte la mía por completo? ¿Cuándo necesitas de verdad mi ayuda? ¿Cuándo debo soltarte y dejar que Dios se ocupe de la situación?’ Es una continua lucha conseguir el equilibrio entre lo que es «suficiente» y lo que es «demasiado» en las relaciones humanas. Sobre todo si tu papel hasta ahora ha sido el de estar totalmente disponible para todo, y el de otros el de mostrarse muy necesitados y creer que es tu obligación ocuparte de ellos. Y por mucho que les des, siempre demandan más. Las personas «necesitadas» que buscan que siempre alguien se preocupe de ellas se creen con autoridad sobre los que les ayudan, a quienes muchas veces les conducen al límite de sus fuerzas.

Algunos nunca estarán satisfechos, hagas lo que hagas. Y si tu reacción es hacer aun más cosas por complacerlos y para sentirte menos culpable, acabarás en una doble trampa: Por un lado, te echarán en cara que no les das suficiente; por otro, tú estarás resentido porque no valoran lo que das. Pero lo cierto es que ni tú ni ellos sabéis cómo cambiar esa dinámica. En tales casos, la relación se convierte en lo que los psicólogos denominan un «embrollo reiterativo», donde las dos partes se sienten ofendidas y se menoscaban mutuamente, atrapadas en una situación perjudicial para ambas, de la que a pesar de todo temen deshacerse.

Los matrimonios, las familias, las amistades, los compañeros de trabajo, las congregaciones y los grupos sociales pueden ser atrapados en el patrón de «víctima-salvador», el cual no es otra cosa que una trampa, donde tanto el necesitado como el que ayuda se encuentran agarrados en una especie de danza de amor y odio que no parecen poder interrumpir. ¿Te encuentras tú en esa situación? Si eres consciente de ello, ya has dado el primer paso para una relación más saludable y menos contaminante.