¿Cuál es el país más feliz del mundo para vivir allí?

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rostro de felicidad¿Cuál es el país más feliz del mundo para vivir allí?

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n estudio de la organización Happy Planet Index (Índice del Planeta Feliz) asegura que las naciones donde sus habitantes manifiestan vivir un estado permanente de felicidad a pesar de las condiciones adversas son Costa Rica, país al que siguen Vietnam y Colombia. Potencias europeas como Alemania y Francia ocupan los puestos 46 y 50, mientras que para encontrar a España tenemos que descender hasta la posición número 62. El todopoderoso Estados Unidos, en cambio, ocupa el lugar 105 de esta lista que cierran Chad y Botsuana como los países menos felices del planeta.

Este  ranking de felicidad formado por 151 países  mide tres elementos: El bienestar que los habitantes de una nación dicen tener, la esperanza de vida al nacer y la huella ecológica de una nación. La huella ecológica mide las acciones que se hacen a favor del ambiente en comparación con el uso y abuso de recursos naturales y actividades que dañan al ambiente.
Uno de los coautores del estudio indicó a la Agencia EFE que “El índice Planeta feliz mide lo que realmente importa: largas y felices vidas en la actualidad y el potencial de buenas vidas en el futuro…”(25/11/2012. Edición digital).

Si se parte de la premisa que “La felicidad también es una decisión. Una persona puede vivir en el país más feliz de mundo, y, sin embargo, no serlo. En cambio, otra persona puede vivir en un país que no le dé herramientas para su felicidad y ser muy feliz«, aseguró el especialista que por políticas de la Fundación que realiza el análisis, no suministró su nombre.

Lo curioso de este índice es que, al observar los datos sobre un mapa del mundo, descubrimos que los países más felices no son los que forman el llamado primer mundo y, por lo general, enfrentan condiciones económicas y de desarrollo un poco bajas.

Le invito para que piense por un instante: ¿Vive usted en un país donde todos son felicesí ¿O quizá considera que la felicidad no depende de factores externos sino internos…

Preparándonos para ser felices

Aun cuando el tema desata polémicas inimaginables, lo cierto es que la felicidad es un estado de nuestro mundo interior que termina gobernando nuestro entorno. ¿Complejo? Por cierto que no.

Se lo explico de otra manera: Hay personas que carecen de medios económicos e incluso, residen en sectores periféricos donde prevalecen las carencias de todo tipo, y sin embargo son felices. Jamás les falta una sonrisa a flor de labios; en cambio hay quienes, aún teniéndolo todo, son infelices.

Conozco a un reconocido abogado, con solidez social y económica, apesadumbrado. ¿La razón? Su hijo menor abandonó la universidad y se dedicó al consumo de las drogas. Ese hecho le roba la paz en su corazón.

El primer paso, entonces, es prepararnos para ser felices. Así lo enseña el libro de los triunfadores, la Biblia, cuando el apóstol Pablo escribe: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. ”(Filipenses 4:6, 7)

La recomendación de este promotor de las Buenas Nuevas de Salvación era muy sencilla: no permitir que factores externos nos robaran y aún, roben la paz. ¿Alguien no le habla? No se mortifique; ¿se dañó el auto? Piense por un instante que no es su culpa y que en cualquier momento pudo ocurrir. ¿Tuvo quizá una discusión en casa? No deje que lo atormente ese incidente, que sin duda pronto pasará… Y la lista de situaciones cotidianas que nos roban la paz interior, podría ser muy extensa. Basta que usted se sitúe en el momento actual y piense qué lo atormenta y le impide ser feliz.

Dios nos creó para ser felices. En Romanos 8:28, nuestro amoroso Padre celestial nos dice que todo lo que nos pasa a Sus hijos, va a resultar para nuestro bien aunque no lo entendamos. ¿Por qué motivo? Porque Él desea que disfrutemos cada instante al máximo. El texto, para ser más específicos, indica:  “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).

Aun cuando ocurran situaciones inesperadas, esas que salen al paso justo cuando todo parece ir bien, no podemos dejar que la calamidad nos agobie. Es necesario levantarnos en victoria, porque a victoria nos llamó el Señor, y vivir a plenitud.

Cambiar los esquemas

Hace pocos días vi en la televisión una investigación en un pueblo remoto del África, donde no hay agua, energía eléctrica ni autos. Viven en condiciones de precariedad extremas. A este hecho se suma algo preocupante: padecen muchas enfermedades y se ven en constante amenaza por animales salvajes. Sin embargo—y esto es lo sorprendente–, no saben qué es el estrés y tras examinar a una veintena de sus moradores, se comprobó que no la han experimentado.

La decisión de ser felices o infelices, es nuestra y nada más que nuestra. Dios quiere ayudarnos a salir airosos, cualquiera sea la situación que enfrentemos, pero tener dominio sobre las condiciones adversas, es una decisión personal. El Señor Jesús lo ilustró de la siguiente manera, al enseñar: “No dejen que el corazón se les llene de angustia; confíen en Dios y confíen también en mí.”(Juan 14:1. Nueva Traducción Viviente)

¿Hay problemas que nos roban la paz? Entonces volvamos la mirada a Dios. Él es nuestro capitán, que tiene control de todas las circunstancias y puede llevarnos a puerto seguro.

Si algo resulta pesado para sobrellevar, es imperativo que lo sometamos en manos del Señor. Puedo asegurarle que no se arrepentirá, como lo enseña el apóstol Pedro: “Así que humíllense ante el gran poder de Dios y, a su debido tiempo, él los levantará con honor.  Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes.”(1 Pedro 5:6, 7. Nueva Traducción Viviente)

Dios nos creó para ser felices y salir victoriosos, no importa qué situaciones estemos enfrentando. Y somos usted y yo, quienes tomamos la decisión de permitir que la adversidad nos atropelle o vencerla. No estamos solos; Dios pelea las batallas por nosotros, para que experimentemos una vida plena.

Y hablando de Dios, ¿ya recibió a Jesucristo como su Señor y Salvador? Hoy es el día para que tome esa poderosa decisión. Y digo poderosa, porque tomados de Su mano, emprendemos el maravilloso camino hacia el crecimiento personal y espiritual que tanto anhelamos. ¡Ábrale hoy las puertas de su corazón a Jesucristo!

Si tiene alguna inquietud, por favor no dude en escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com o llamarnos al (0057) 317-4913705.

© Fernando Alexis Jiménez

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