La contracara de Dios

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la cruz de Dios jesusLa contracara de Dios

«Dichosos ustedes cuando los odien, cuando los discriminen, los insulten y los desprestigien por causa del Hijo del hombre. Alégrense en aquel día y salten de gozo, pues miren que les espera una gran recompensa en el cielo.» Lucas 6:22-23 (NVI)

Jesucristo estaba enseñando su sermón más famoso, el sermón de la montaña, y Lucas recoge ciertas frases que son máximas de todo cristiano. Hay muchas enseñanzas que son alentadoras y que recrean el alma. Pero volvía a leer esta y no me resultó tan grata. La conozco desde hace muchos años, pero en estos últimos tiempos, se me hace más difícil aceptarla.

Cristo dice que somos bienaventurados o felices cuando nos discriminan, nos insulten o nos desprestigien por causa de nuestra fe. Tan felices debemos ser que tenemos que saltar de gozo para celebrarlo. No recuerdo haber saltado de gozo por ningún motivo en los últimos diez años (ahora salto menos que antes), pero me puse a meditar sobre esto.

He sufrido calumnias y criticas. Han mentido manchando mi nombre, he sido víctima de murmuraciones. Como todos, también he cometido errores, y fueron utilizados para criticarme. Y como si eso no bastara, se inventaron cosas para hablar mal de mi. Durante estas situaciones, mi ánimo fue cambiando.

El primer instinto natural es a defenderse y tratar de limpiar mi buen nombre (es lo que todos hacemos). Me enojé y ofendí por el maltrato. Y se generó en mi una raíz de amargura. Dios me enseñó la necesidad de perdonar, aunque el ofensor no se lo merezca, para que yo pueda progresar espiritualmente. Lo hice y comprobé que la Gracia de Dios alivia el alma y que cuando perdonamos, Dios nos llena de su Unción.

Pero aún recuerdo con dolor los comentarios y las mentiras. Y no puedo saltar de gozo pensando en todo lo que se dijo. La recompensa que podría recibir en el cielo, hoy no parece tan motivadora como para generar esta actitud en mi vida. Y me cuesta.

Entonces vuelvo a mirar a Jesucristo colgado en la cruz, siendo insultado por los hombres, desafiándolo a que baje para demostrar que era Dios; y optando por el silencio. Podría haberse defendido, podría haber consumido al ladrón, a los fariseos y a los soldados que lo vituperaban. Pero no lo hizo. Y aprendí que debo imitarlo. No es agradable, pero es espiritual.

REFLEXIÓN – Prueba la contracara de Dios.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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