Tomarse a Dios en serio – Parte 3

«[LOS CREYENTES] PERSEVERABAN… EN LAS ORACIONES» (Hechos 2:42)

Tomarse a Dios en serio – Parte 3

Se tomaron en serio la oración. La iglesia del Nuevo Testamento fue concebida en oración. Después de diez días orando juntos en el aposento alto, «todos fueron llenos del Espíritu Santo…» (Hechos 2:4). ¿Qué sucedió a continuación? Crearon una iglesia que todavía sigue impactando al mundo más de dos mil años después. ¿Disminuyó su vida de oración una vez que la iglesia ya estaba implantada? ¡En absoluto! «[Los creyentes] perseveraban… en las oraciones» (Hechos 2:42). Era una congregación que existía gracias a la oración. Nació, creció y se desarrolló por medio de la oración. Ellos nos transmitieron el poderoso principio bíblico de que nada importante o duradero sucede sin ella. Hoy en día, si quieres que asista poca gente a la iglesia, convoca una reunión de oración.

La pregunta para ti es: ¿Cuánto orasí ¿Qué te impide hacerlo? ¿Es quizás el concepto erróneo de que orar es algo muy difícil? Pues en realidad no lo es -si tu escala de prioridades es correcta-. ¿Te agotas sumido en la preocupación, creyendo que todo depende de ti? La oración hará que esos aspectos duros de la vida sean más llevaderos y más provechosos. La oración continua te lleva a un escalón más alto y positivo donde aprendes a ser más efectivo, a la vez que experimentas gran paz en tu alma y espíritu. Jesús dijo: «¿Estás cansado, quemado o harto de tanta religiosidad? Ven a mí y te enseñaré el verdadero descanso. Camina y trabaja conmigo, imitando lo que yo hago. Aprende de los ritmos de la gracia; no te voy a pedir nada demasiado pesado o que no se ajuste a tus capacidades. No dejes mi compañía y aprenderás a vivir con libertad y sin lastres» (Mateo 11:28-30 parafraseado).

¿Puede haber una vida mejor?