Tomarse a Dios en serio. Parte 4

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santidad-Dios-hombre«NO DEJEMOS DE CONGREGARNOS…» (Hebreos 10:25 NVI)

Tomarse a Dios en serio. Parte 4

Se tomaron en serio la Palabra de Dios. «…Se dedicaban a las enseñanzas de los apóstoles…» (Hechos 2:42 NTV). Según las estadísticas, hoy en día la lectura de la Biblia entre los cristianos es aún menos frecuente que la oración. Hemos sustituido la Palabra de Dios, que nos da fortaleza para enfrentar las vicisitudes del día, por el ejercicio y el café. Nuestra lectura de la Biblia se reduce al sermón dominical. Los primeros discípulos estaban comprometidos con la Palabra de Dios; tanto así que «se dedicaban» -pasaban tiempo, invertían, pagaban un precio-; «a las enseñanzas de los apóstoles» -estudiaban para entender y hacer suyas las enseñanzas bíblicas-. La Palabra de Dios no solo les fortaleció para enfrentar los desafíos de la vida, sino que cuando la persecución los hizo fugitivos, se llevaron la Palabra con ellos y plantaron nuevas iglesias por todo el mundo (Hechos 8:4). ¿Estás creciendo en la Palabra de Dios para mantenerte firme en los momentos difíciles y prepararte a influir el mundo para Cristo?

Se tomaron en serio la alabanza y la adoración. «…Estaban siempre en el Templo, alabando y bendiciendo a Dios…» (Lucas 24:53). Para muchos de nosotros el término «alabanza» lo asociamos solo con el servicio del domingo, es decir, un lugar al que asistimos, en vez de un acto voluntario de un corazón devoto que glorifica a Dios. Ser espectador en el servicio del domingo no es alabanza. Los creyentes del Nuevo Testamento entendieron las directrices de David: «Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza» (Salmo 100:4). ¿Quieres ser un buen adorador? Entra en Su presencia pensando únicamente en Su bondad, y con todo tu corazón exprésale tu agradecimiento y tu aprecio por lo que Él es.

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