Un Verdadero Cristiano Habla palabras de Sanidad
«…LA LENGUA DE LOS SABIOS SANA» (Proverbios 12:18 LBLA)
Mathew Henry describe la gracia como «la sal que sazona nuestras palabras e impide que se corrompan».
La sal tiene dos fines primordiales: preservar y dar sabor. Por eso, cuando la Biblia dice que tus palabras deben ser «sazonadas con sal» (Colosenses 4:6), su mensaje es que estas tendrían que preservar y no corromper, no ser nunca de mal gusto y fomentar el bienestar del prójimo.
El apóstol Santiago dice: «No… puede uno sacar agua dulce de un manantial salado» (Santiago 3:12 NTV); o sea, no puedes fingir lo que está en tu corazón. No se trata de aprender a decir lo correcto, sino de tener una actitud adecuada, porque tus palabras reflejan «la abundancia del corazón» (Mateo 12:34). Dijo Salomón: «Hay quien habla sin tino como golpes de espada, pero la lengua de los sabios sana» (Proverbios 12:18 LBLA).
Si no tienes cuidado, con tus dichos puedes meterte tú y a los que te rodean en toda clase de problemas.
Según un profesor bíblico: «Tenemos la capacidad de hablar palabras de fe que pueden desencadenar milagros… la fe es una ley que opera cuando proclamamos algo, ya sea para nuestro provecho o para nuestra destrucción…». «…La lengua de los sabios sana»; lo contrario sería: «La lengua de los necios causa enfermedad».
Tú eliges. Puedes hacer que en tu corazón se albergue y por tu boca salga lo que el diablo te indica o puedes vivir en fe y recibir y hablar la Palabra de Dios, proclamando sus bendiciones. La práctica de la fe consiste en creer lo que Dios dice y confesarlo». Así pues, empieza a hablar palabras de sanidad.
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