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"EL QUE HABITA AL ABRIGO DEL ALTÍSIMO MORARÁ BAJO LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE." (Salmo 91:1)

«EL QUE HABITA AL ABRIGO DEL ALTÍSIMO MORARÁ BAJO LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.» (Salmo 91:1)

El refugio de Dios

¡Es mucho más fácil visitar el lugar secreto, que habitar en él!

Damos excusas, pero lo cierto es que estamos tan cerca de Dios como realmente queremos estar. Escucha: «El que habita al abrigo…» (Salmo 91:1). ¿Abrigado de qué?, te preguntarás.

(1) ¡De los errores!

Si no aprendes a estar más tiempo de rodillas, hazte a la idea de que te pasarás tiempo de bruces. Examina tus errores; o bien no oraste acerca de ellos o no permaneciste en la presencia de Dios suficiente tiempo como para oír lo que Él tenía que decir (Ver Santiago 1:2-8).

(2) ¡De la derrota!

No puedes evitar los ataques del enemigo,pero puedes evitar que te derrote. ¡Su ataque simplemente prueba lo que vales para Dios!

Cuando estás en el lugar secreto, no sólo estás fuera de su alcance, sino que de hecho estás siendo fortalecido para salir y ganar la siguiente batalla (Ver Lucas 4:13,14).

(3) ¡De la atención dividida!

Estamos tan ocupados que nos olvidamos de lo que es realmente importante. E. Stanley Jones decía:

«Si echo las amarras a la orilla y tiro, ¿atraigo la orilla hacia mí o voy yo hacia la orilla? La oración no consiste en atraer a Dios hacia mi deseo, sino en sincronizarme con el suyo.»

David escribió:

«Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Señor» (Salmo 27:8). Escucha a tu corazón hoy y regresa al «abrigo».

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