¡El perdón cura las heridas de los recuerdos!

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perdonar-cura-heridas-biblia“…PERDONÁNDOOS UNOS A OTROS SI ALGUNO TUVIERE QUEJA CONTRA OTRO. DE LA MANERA QUE CRISTO OS PERDONÓ, ASÍ TAMBIÉN HACEDLO VOSOTROS” (Colosenses 3:13b)

¡El perdón cura las heridas de los recuerdos!

El único poder que tienes sobre alguien que te hiere es: el de perdonar. Cuando dices: “Ya no guardo eso contra ti”, las dos partes son liberadas del lazo negativo que existe entre vosotros. Pero hay más que eso: también nos liberamos de la carga de ser “el ofendido”.

Mientras no perdonamos a los que nos han hecho daño, nos los llevamos con nosotros, o lo que es peor, se quedan como un lastre alrededor del cuello. La gran tentación es aferrarnos llenos de ira a nuestros enemigos y luego presentarnos como los ofendidos y heridos. El perdón, por lo tanto, no sólo libera a la otra persona, ¡sino que también nos libera a nosotros! ¡Es el camino a la libertad verdadera!

Ahora bien, perdonar no siempre significa olvidar. Aunque perdonemos a alguien, el recuerdo puede permanecer con nosotros por mucho tiempo. Tal vez hasta lo llevemos en el cuerpo como una señal física. Pero el perdón cambia la forma en cómo lo recordamos; transforma la maldición en bendición. Cuando perdonamos a nuestros padres por divorciarse, a nuestros hijos por su falta de amor, a nuestros amigos por no estar ahí en momentos de necesidad, o a nuestros consejeros por su mal consejo, ya no necesitamos sentirnos como víctimas de acontecimientos sobre los que no tenemos control.

El perdón nos permite retomar el poder y no dejar que los sucesos nos destruyan. De hecho, hace que esas experiencias aumenten nuestra sabiduría y afinen nuestro discernimiento. Así que recuerda, ¡el perdón sana las heridas de los recuerdos!

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