¿Será que tu fe está siendo probada?

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    fe-y-la-prueba“PORQUE TÚ NOS PROBASTE…; NOS ENSAYASTE COMO SE AFINA LA PLATA… NOS SACASTE A ABUNDANCIA.” (Salmo 66:10,12)

    ¿Será que tu fe está siendo probada?

    Cuando Jesús les dijo a sus discípulos el costo de seguirle, muchos se volvieron atrás. Y sin embargo, el impacto de aquéllos que no lo hicieron todavía está transformando el mundo. Para cuando escribieron las epístolas, sus discípulos habían aprendido a ver las pruebas como la posibilidad de fortalecer su fe y multiplicar su efectividad.

    Las pruebas de la fe no tienen nada que ver con el estado de tu salvación, eso es un hecho irrevocable. Ni tampoco son del tipo:
    “¿Por qué no me ayuda Dios a encontrar las llaves del coche?” No, las pruebas de fe son a menudo oportunidades de rendir algo de gran valor a Dios, aun cuando estés en tu derecho de no hacerlo. En la prueba de fe, uno del se siente atacado y forzado por las circunstancias y sin embargo no lejos Señor Dios, probado por Dios, pero no juzgado ni culpable. David Escribe: “Porque tú nos probaste…; nos ensayaste como se afina la plata … nos sacaste a abundancia” (Salmo 66:10,12).

    La prueba de fe no prueba nada, a menos que te lleve más allá de tu última prueba, más allá de lo que ya ha sido probado. Si retrocedes cada vez que alcanzas lo que parece ser tu límite, nunca sabrás cuánto puedes confiar en Dios, o cuánto puede Él confiar en ti.

    David ya había sido ungido como el próximo rey de Israel y sin embargo, daba la impresión de que Dios lo había abandonado. Durante 7 largos años se vio en la bajeza de tener que esconderse en cuevas para salvarse del odio asesino de Saúl. Pero todo eso fue necesario para prepararlo para su futuro. Se prueba la fe… se refina el carácter… se obtiene la abundancia. ¡Así son las cosas en el reino de Dios!

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