“El Padre Nuestro” – Parte 2

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padre-nuestro-biblia«…SANTIFICADO SEA TU NOMBRE» (Mateo 6:9b)

“El Padre Nuestro” – Parte 2

Ayer vimos a Dios como un niño ve a su papá. Pero con las palabras «…santificado sea tu Nombre» (Mateo 6:9b) somos conducidos a la sala del trono donde nos maravillamos y quedamos en silencio ante su poder y majestad. En algún momento durante tu caminar con Dios, Él te va a enseñar la intimidad – ¡y la reverencia!

Eso mismo le pasó a Moisés: «…quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es» (Éxodo 3:5). La palabra para tales momentos es ‘reverencia’. La frase es «Santificado sea tu nombre». Leyendo más adelante descubrimos que no se gasta tiempo para convencer a Moisés en lo que él puede hacer, pero sí se da mucho tiempo en lo que Dios puede hacer. Nosotros habríamos hecho lo contrario. Le habríamos explicado a Moisés por qué era la persona idónea para volver a Egipto. Después de todo, ¿quién mejor que él entendía la cultura del palacio? Luego le hubiéramos recordado que era la persona indicada para viajar por el desierto. ¿Quién lo conoce mejor que un pastor?

Finalmente habríamos pasado tiempo revisando su curriculum vitae y sus puntos fuertes. Pero con Dios las cosas no son así. La fuerza de Moisés nunca es tenida en cuenta. Para reclutarlo no se pronunció ni una sola palabra, pero para revelar a Dios se usaban muchas. ¿Que por qué? ¡Porque el asunto no es la fortaleza de Moisés sino la de de Dios! Repitamos la última frase, y llena el espacio. Sustituye el nombre de Moisés con tu nombre. ¡Hoy, el asunto no es la fortaleza de ……….sino la de Dios! Las palabras: «…santificado sea tu nombre» (Mateo 6:9b) quitan la atención de ti y la ponen donde debe estar siempre: ¡en Él!

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