¿Por Qué Debemos Orar?

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Cuando por que como debemos hacer
¿Por qué debemos orar?

Por qué debemos orar “… QUE INSTES A TIEMPO Y FUERA DE TIEMPO” (2 Timoteo 4:2b)

Durante la Segunda Guerra Mundial, un soldado fue sorprendido mientras se movía sigilosamente de vuelta hacia su cuartel desde un bosque cercano. Cuando fue llevado delante de su comandante jefe y acusado de pasar información al enemigo, se defendió diciendo que sólo había salido para orar. El comandante refunfuñó: “¿Tienes la costumbre de pasar horas a solas en oración?”. “Sí, señor”, respondió el soldado. “Entonces, arrodíllate y ora ahora mismo”, rugió el comandante, “porque jamás lo has necesitado más”. El soldado se arrodilló y oró tan efusivamente desde lo más profundo de su corazón que su comandante jefe gritó:“Basta. Puedes irte. Te creo. Si no lo hubieras practicado tanto, no lo hubieras hecho tan bien ahora”.

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¿Por qué Debemos Orar?

¿Por qué debemos orar?

La oración no es como una rueda de repuesto: no puedes dejarla simplemente en el maletero del coche y contar con ella para cuando la necesitarías. La palabra de Dios dice: “… que instes a tiempo y fuera de tiempo” (2 Timoteo 4:2b). De hecho, Pablo dice: “…constantes en la oración” (Romanos 12:12b). En otras palabras:

“Haz que la oración sea parte de tu vida, que permanezcas siempre en contacto con el Señor”. ¡La oración cambia las cosas cuando nada más puede hacerlo!

En 1620, la oración guió a los peregrinos del barco Mayflower hacia un nuevo mundo. En los años 1623, los salvó de morir de hambre. Además en 1857, salvó a América de un desastre económico. Durante la Segunda Guerra Mundial, salvó a Gran Bretaña en la batalla de Dunquerque. Miles de miembros de las fuerzas armadas perdidos en el mar han sido salvados por medio de la oración.

¿Por qué orar? Porque cuando oramos, ponemos una situación en las manos de Dios; de otro modo la responsabilidad queda en nuestras manos, lo cual no es un pensamiento muy tranquilizador. Además, la oración nos cambia; a través de ella nos volvemos más como el Señor.

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