EL SABIO LOS ESCUCHA Y AUMENTA SU SABER – PROVERBIOS 1:5

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entrenador-sabio-biblia«EL SABIO LOS ESCUCHA Y AUMENTA SU SABER…» (Proverbios 1:5)

Nunca alcanzarás tu máximo potencial sin un buen entrenador. Es imposible. Puede que seas bueno, mejor que la mayoría, pero sin ayuda nunca serás tan bueno como podrías ser. ¿Por qué necesitaría un tenista del nivel de Andre Agassi un entrenador, sobre todo uno que no es tan bueno en la pista como él? Agassi dijo: «El tenis requiere unos ajustes muy sutiles cruciales para ganar, y mi entrenador Gil es el mejor en eso. Cuanto más mayor soy, más valioso se vuelve él». ¿Por qué? Porque la edad y la experiencia no te hacen necesariamente mejor; a menudo sólo profundizan el surco en el que estás.

En el mundo del atletismo nadie va por libre sin necesidad de un entrenador. Sin embargo, muchos de nosotros actuamos bajo la presunción equivocada de que como nosotros dirigimos, no necesitamos ser dirigidos. Cometemos el error de medirnos en relación a otros en vez de hacerlo en relación al potencial que Dios nos ha dado, de manera que, al final, nunca llegamos a ser lo que podríamos haber sido.

La evaluación propia es buena, pero es mejor evaluar a otros. Un buen entrenador siempre medirá tu rendimiento en relación a tus fuerzas, y no a las de otra
persona. Es porque él sabe de lo que eres capaz y te empujará hasta tus límites.

De paso, los buenos entrenadores están en el lugar observando, no atrás en la oficina esperando un informe. Y lo hacen porque han invertido personalmente en
tu éxito; un triunfo para ti es un triunfo para ellos. Así que, ¿por qué no consideras, en oración, tomar un entrenador?

«…EL SABIO OBEDECE EL CONSEJO» (Proverbios 12:15b)

¡Nunca serás un gran líder hasta que no seas un gran aprendiz! Aprender requiere sumisión, y la sumisión no es algo con lo que estemos a gusto. Pensamos que la sumisión es para «aquellos otros que necesitan ser guiados». Esto es especialmente cierto en nuestra juventud, cuando estamos seguros de que ya lo sabemos todo y aprovechamos cualquier oportunidad para demostrarlo.

Emplear a un entrenador de liderazgo requiere una disposición a someterse a otros. Si no eres enseñable, no eres alcanzable. Cuanto más crees que sabes,
menos probable es que te pongas bajo la influencia de aquellos que realmente saben y pueden ayudarte. Esto es especialmente cierto cuando te ves más
capacitado, entregado o preparado que los que están a tu alrededor.

¡La sabiduría siempre busca consejo! Un hombre sabio conoce sus limitaciones; sólo un necio cree no tener ninguna. Únicamente los ingenuos o arrogantes actúan bajo la suposición de que pueden arreglar todos los asuntos correctamente sin la ayuda de los demás. Aquí hay algunos pensamientos de Salomón sobre el buscar consejo:

(1) «Opina el necio que su camino es derecho, pero el sabio obedece el consejo» (Proverbios 12:15);

(2) «Los pensamientos se frustran donde falta el consejo, pero se afirman con los muchos consejeros» (Proverbios 15:22);

(3) «Escucha el consejo y acepta la corrección: así serás sabio en tu vejez» (Proverbios 19:20). No es lo que tu entrenador sabe, sino lo que ve lo que lo hace valioso para ti. Él es un par de ojos más – así que, ¿por qué prescindir de ellosí

«ESCUCHA EL CONSEJO Y ACEPTA LA CORRECCIÓN: ASÍ SERÁS SABIO EN TU VEJEZ» (Proverbios 19:20)

Entonces, ¿qué es lo que hace exactamente un entrenador de líderesí

(1) Observar; (2) Instruir; (3) Inspirar. De entrada, pensar que alguien te está evaluando puede asustarte. Pero piensa en esto: la gente te está observando de
todas formas, así que, ¿por qué no incluir un entrenador de entre el público? Lo siguiente es una lista de las áreas en las que podrías pensar en invitar a un
entrenador o tutor de liderazgo para evaluarte: (a) Desarrollo espiritual; (b) Disciplina personal; (c) Relaciones familiares; (d) Toma de decisiones; (e) Manejo de las finanzas; (f) Resolución de conflictos; (g) Selección de personas; (h) Elección de metas y planificación estratégica.

Busca un ambiente donde serás entrenado – no sólo pagado. En tus primeros años es más importante lo que aprendas que lo que ganes. De hecho, lo que aprendas al principio determinará lo que ganes después. Lo que no sepas puede dañarte; puede suponer un obstáculo a tu potencial. Así que, te lo debes a ti mismo y a aquellos que dependen de ti que abres las puertas de la evaluación.

Y no permitas que esto acabe en ti. Pasa a otro lo que te dieron a ti. Jesús dijo: «.de gracia recibisteis, dad de gracia» (Mateo 10:8b). «Pero yo soy demasiado joven; nadie me va a tomar en serio». Olvídate de todo eso. Tú no eres responsable de saberlo todo. Sólo eres responsable de compartir con los demás lo que sabes. A medida que «viertas en sus copas» lo que Dios y otros «vertieron en la tuya», estos llegarán más lejos y también más deprisa. De manera que, búscate un entrenador y sé bendecido. ¡Conviértete en un entrenador y serás una bendición para otros!

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