DIOS ES TU REFUGIO CONTRA LAS TORMENTAS

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DIOS ES TU REFUGIO CONTRA LAS TORMENTAS

refugio biblia tormentasLA BIBLIA DICE QUE DIOS ES TU REFUGIO CONTRA LAS TORMENTAS

«CUANDO LLEGUEN LAS TORMENTAS DE LA VIDA… LOS JUSTOS TIENEN UN CIMIENTO ETERNO» (Proverbios 10:25 NTV).

Las escenas devastadoras de algunos desastres naturales son difíciles de olvidar; personas arrastradas por huracanes, inundaciones y terremotos, y vapuleadas como si fueran hojas de papel. Pero los que se preparan de antemano escapan de la destrucción. Aunque no existe una vida sin tormentas; las palabras del versículo «Cuando (no «si») lleguen las tormentas» nos aseguran de que todos tendremos que pasar por problemas y aflicciones. La cuestión es: ¿estás preparado? Lo puedes estar. Dios te protegerá en tiempos de duelo, enfermedad, divorcio, desempleo, soledad y depresión. Tal vez no puedas predecir todas las tormentas de la vida, ni impedirlas, pero puedes prepararte para resistirlas y estar a salvo cuando pases por ellas, haciendo lo siguiente: Fíjate bien dónde está el refugio. El momento de buscarlo no es cuando ya estés en medio de la tempestad y de la confusión; es muy importante que sepas en Quién y dónde está tu protección.

Leemos en la Biblia: »Torre fuerte es el nombre del Señor; a Él correrá el justo, y será levantado» (Proverbios 18:10 RVR 1960).

El nombre de Dios nos habla de Su carácter, Su fiabilidad y Su fidelidad. Una persona sin Dios se ve obligada a convertirse en su propio dios -¡qué idea tan descabellada!- Pero los que aman al Señor, pueden decir:

«Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen, y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza» (Salmo 46:1-3).

Un antiguo himno dice: «Estoy en la roca firme que es Cristo; todas las otras rocas son arenas movedizas». Confía en Dios, Él es el único refugio que necesitas.

«PORQUE TÚ HAS SIDO… REFUGIO CONTRA LA TORMENTA…» (Isaías 25:4 LBLA).

Para estar preparado para las tormentas de la vida, tienes que:

1) Conocer bien tu manual para las tormentas

Dice un antiguo himno: «Me aferro a las promesas infalibles cuando me asaltan las tormentas implacables de la duda y el temor. Aferrado a las promesas de la Palabra viva, las tormentas no prevalecerán contra mí».

Tener una fe basada en las emociones es como llevar una muleta rota; no te va a sostener en las calamidades. Y demuestra que no tienes más que un cristianismo superficial que no resiste las contrariedades. La Palabra de Dios, sin embargo, es firme, más poderosa que las condiciones alrededor y te ayudará a capear cualquier temporal.

«La palabra de Cristo habité en abundancia en vosotros…» (Colosenses 3:16).

Guarda un abundante depósito de Escrituras en todo momento para que puedas extraer de ellas cuando lo necesites. Superar las tormentas de la vida depende de tu disposición a «[oír] estas palabras y [ponerlas] en práctica…» (Mateo 7:24). Por lo tanto, memoriza las Escrituras, léelas hasta que si te cortaras, te salga sangre «bíblica». Medita en la Palabra de Dios hasta que te inunde y moldee tu conciencia. Cuando llegó la prueba, dijo Job: «…Guardé las palabras de su boca más que mi comida» (Job 23:12).

2) Protégete con oración

Muchos tratamos la oración como si fuera una visita a la sala de urgencias de un hospital: la descuidamos hasta que no llega el momento crítico. Imagina qué hubiera sido de Daniel si no hubiera orado hasta encontrarse enfrente de las fauces del león. Este joven pudo sacar en su momento de crisis la fe que había acumulado en un estilo de vida de oración. Y en tus momentos de prueba, tú también podrás extraer de tu cuenta de oración, siempre y cuando hayas sido fiel en hacer depósitos periódicos en ella.

«…YO ESTOY CONTIGO, TE GUARDARÉ DONDEQUIERA QUE VAYAS…» (Génesis 28:15).

Para estar preparado para las tormentas de la vida, tienes que:

1) Ejercer dominio propio

A los indisciplinados y dados a los excesos les cuesta mucho más superar las tormentas. Es un espejismo creer que la vida puede ser un camino de rosas fácil y sin dolor, y eso te hace vulnerable al desánimo, la desilusión y la derrota en los momentos difíciles. Los tiempos duros pasan, pero las personas duras permanecen. Estas ejercen dominio propio y autodisciplina, cualidades que son como músculos espirituales para enfrentar las vicisitudes.

Leemos en la Biblia: «El fruto del Espíritu es… paz…» (Gálatas 5:22-23).

El Espíritu de Dios te hará lo bastante fuerte para que controles tu mayor debilidad: tú mismo; eso es lo que en última instancia te va a derrotar en el momento de la prueba. Pablo vivía de acuerdo a este principio: «…Vivo con mucha disciplina y trato de dominarme a mí mismo…» (1 Corintios 9:27 LTA). Los buenos atletas saben que es su propia condición física, y no las condiciones reinantes, lo que les conduce a la victoria.

2) Depender de Dios, no de la gente

«Mejor es confiar en el Señor que confiar en el hombre» (Salmo 118:8).

Es verdad que otros podrán ayudarte, así como el yeso con las vendas ayuda a la pierna rota. Pero una vez que la pierna está lista para soportar el peso, tienes que deshacerte del yeso, de lo contrario nunca se recuperaría por completo. Las personas pueden ayudarte hasta cierto punto, pero únicamente Dios irá contigo hasta el final. Escribe Pablo:

«…Ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado, y me revistió de poder… Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A Él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén» (2 Timoteo 4:16-18).

2 COMENTARIOS

  1. Exelentes temas fundados y muy bientrazsdos enmla sagrada palabra de Dios. Dios nos siga guiando siempre hacia du eternidad fondecel hsbita.Un sbrazo fuerte y cristocenttico.

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