GRANDE PERDÓN

GRANDE PERDÓN

Estaba durmiendo en su puesto

[highlight]Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos: y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y el Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.Isaías 55:7[/highlight]

¿Quién no ha oído de Napoleón Bonaparte? Era el gran Emperador de Francia, que ganó victoria tras victoria, y tanto que en un tiempo se creyó que iba a reducir a sus pies todas las potencias de Europa, hasta que fue completamente derrotado en la batalla de Waterloo.

Aunque era un tirano, sus hombres y oficiales le amaban mucho: y en cambio él siempre estaba pronto para recompensar de algún modo la fiel conducta de cualquiera de sus soldados. Hay un incidente en la historia de este gran hombre que puede ilustrar cosas de mayor importancia.

Fue durante una de sus campañas. Se había librado una gran batalla; el campo fatal estaba sembrado de muertos y moribundos; y a la caída del día los que habían sobrevivido estaban tan cansados que se acostaron en medio de la matanza. El enemigo tenía su campamento no muy lejos, y para guardarse contra una sorpresa, Napoleón había ordenado que se pusiesen centinelas alrededor del campo para dar la voz de alarma en caso de que el enemigo apareciera. No satisfecho con esto el gran general, él mismo, fue acompañado por un oficial a los puestos avanzados para ver si todo estaba en seguridad. Según iban ellos prosiguiendo cautelosamente por la línea de centinelas, llegaron a uno que estaba durmiendo en su puesto. Rendido con la fatiga del día anterior, había sido impotente para impedir que sus parpados se cerrasen por el sueño, y así allí estaba.

La ley en tal caso le sentenciaba a la muerte. ¿Qué pensáis que hizo el emperador? ¿Le despertó para que le fusilaran? No; antes tuvo compasión del cansado guerrero, y levantando su fusil con cuidado se lo puso en su propio brazo, y velo en su lugar hasta la mañana.

Entonces el centinela se despertó de repente, y cuál sería el horror al ver su fusil en el hombro del gran Napoleón. El emperador hubiera obrado muy justamente si le hubiese dado un balazo en el acto; pero no lo hizo. Había tomado el lugar de aquel hombre culpable para que la ley quedara satisfecha, No fue todo esto, pues para mayor alegría del temeroso soldado, su emperador le dio un perdón liberal y completo.

Estimado lector: ¿no le recuerda esta historia de otro mayor que Napoleón:- Jesús el Hijo de Diosí –Cuando Ud., como pecador, había desobedecido a Dios, y quebrantando sus leyes (como el soldado de nuestra historia) su sentencia era la muerte, porque Dios en su palabra nos dice que “la paga del pecado es la muerte.” (Romanos 6:23.) Pero para salvarte de esa sentencia, Jesús, el único Hijo de Dios, bajó desde la gloría de cielo a este mundo pecador, y en la cruz del Calvario, tomo el puesto de culpable pecador y derramo su preciosa sangre para que pudiésemos ser salvos. Así que, todo lo que Ud., tiene que hacer es tomar esa salvación como un regalo, y tomarla ahora.

El Señor Jesús ofrece un perdón amplio para todo aquel que le acepte como su propio Salvador.

Escrito por: Eduardo Méndez Ulloa
E-mail: emu_1951@hotmail.com

1 COMENTARIO

  1. Gracias mil por este bello mensaje, que me hace recordar una vez mas el sacrificio de nuestro SEÑOR JESUS CRISTO para darnos el perdon por nuestros pecados y la salvacion. Nadie puede igualarle, ni podran remplazar su gran amor y sacrificio por todo el mundo. DIOS les bendiga hermanos.

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