Aun te sigues preguntando ¿Quién es tu prójimo?

Aun te sigues preguntando ¿Quién es tu prójimo?

Caminaba una mujer con sus dos hijos pequeños, se encontró de pronto frente a sí un pobre hombre con aspecto totalmente desaliñado, sucio, golpeado, aun con sangre en su rostro y evidentemente alcoholizado durmiendo sobre la banqueta.

Su corazón se entristeció y al instante levantó un clamor a Dios por la vida de este hombre, estaba cerca de su casa y aún cuando llegó allí sus ojos estaban cristalizados de lágrimas al recordar la escena y siguió clamando, minutos más tarde alguien tocó a su puerta, se sorprendió al ver que se trataba de aquel hombre que con torpes palabras le decía, ya no quiero estar así ¿usted me puede ayudar a cambiar?, la mujer respondió que ella no, pero que Jesús

si podía, le compartió el evangelio y lo acompaño a hacer su oración de fe y después le dio algo de comer.

El hombre se fue y días después murió por el daño causado por su adicción, hoy esta mujer aun platica su experiencia con lágrimas en los ojos, pero de alegría, porque sabe que este hombre sin duda está en la presencia de Dios.

Hace unos días tres amigos iban caminando y se encontraron de frente un hombre muy parecido al de la historia anterior, uno de ellos dijo ¿qué gana este hombre estando así?, con ese tono juzgador y de desprecio que bien podemos identificar, los tres se pasaron de largo, no haciendo el más mínimo intento de ayudarle ni siquiera con una oración, solo Dios sabe el destino de este hombre pero estos tres amigos perdieron una gran oportunidad de practicar misericordia.

En este caso no hubo lágrimas y quizá nunca recuerden aquel episodio en sus vidas, me atrevería a decir que puede llegar a ser tan frecuente que vivan esto, que solo es parte de la rutina de sus vidas y una actitud común, contrario a la de aquella mujer cuya forma de actuar resulta una excepción.

Pareciera que la pregunta sigue siendo la misma ¿Y quién es mi prójimo?, a aquella mujer le había quedado clara la parábola del buen samaritano, pero a los tres amigos la evidencia parece indicar que no, lo más triste es que todos ellos acuden a la misma iglesia y escuchan los mismos sermones cada domingo, recordémosla hoy:

Lucas 10:29-37 “29 Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? 30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. 31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. 32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. 33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; 34 y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. 35 Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo:

Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. 36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladronesí 37 El dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.”

Jesús enseña de una manera especial, siempre haciendo responsable a cada persona de su actuar, no se trata de quién es mi prójimo, sino con quién yo actuaré como prójimo y me considerará así, luego entonces no hay más que obedecer para agradar a Dios, vayamos pues a hacer lo mismo, vayamos pues a hacer misericordia.

Dios les Bendiga.

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