¿A quien pide, a Jesús o a Barrabás?

¿A quien pide, a Jesús o a Barrabásí

Luchar contra uno mismo es lo más difícil, es en nuestra mente donde se libran las batallas más duras, normalmente nuestra carne tenderá a desear las cosas que no le agradan a Dios, pero aun cuando no conocemos de Dios, nuestra conciencia está del otro lado del campo de batalla tratando de apaciguar al fiero enemigo interior.

Es en nuestra mente donde parece reunida aquella multitud frente a Pilatos, gritando ¡crucifícale! ¡crucifícale!, por un lado está Jesús quien ha defendido y profesa la verdad, quien es el libertador del mundo pero que trata de imponer una doctrina que va en contra de todo lo que se está acostumbrado a hacer, por el otro el representante de la maldad humana Barrabas, un homicida.

Figuras representativas de la luz y las tinieblas, Jesús y Barrabas, e incluso esta allí la conciencia personificada por Pilatos, es un verdadero jaloneo, pero la conciencia termina haciéndose a un lado, lavándose las manos, la multitud que precisamente somos nosotros es quien tomará la última decisión, es quien tendrá la última palabra.

El Apóstol Juan nos dice:

Juan 3:19-20 “19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.”

Y esto es una realidad, y lo sigue siendo cada vez que nos enfrentamos a la insistencia de nuestras propias concupiscencias, se repite una y otra vez en nuestro interior, viene la luz, pero la decisión es nuestra, ¿la cobijaremos, la tomaremos o amaremos más las tinieblasí

Esas obras malas que queremos hacer, que deseamos tanto hacer, nos hacen también aborrecer la luz, porque es tan grande nuestro deseo, nos ha gustado tanto disfrutar del placer de hacerlas que preferimos que no sean reprendidas por nada, ni siquiera por nuestra conciencia que ya hace tiempo dejamos nulificada.

Sabemos el camino a seguir es demasiado obvio para ignorarlo, pero el griterío de nuestros deseos trata de abrumarnos, le dice la lujuria a la lascivia que grite más fuerte, y la envidia se pone de acuerdo con la mentira para que no se callen, el adulterio y la fornicación no cesan de poner argumentos a favor de nosotros, la ira y la herejía se unen al clamor, ya es incontrolable la revuelta.

Ahora amado, la pregunta es ¿Cuál será su decisión? ¿Pedirá que le suelten a Jesús o preferirá a Barrabásí

Esa es la lucha, y cuando caemos, volvemos a crucificar a Cristo, más cuando superamos la prueba somos partícipes de su Gloria y su Victoria.

De nuevo la pregunta ¿Pide que le suelten a Jesús o a Barrabásí

Dios les bendiga.

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