No Es Vuestra La Guerra, Sino De Dios

DAVID Y GOLIAT

No es vuestra la guerra, sino de Dios

La situación actual amados hermanos es por demás desoladora, sigue existiendo la persecución de la iglesia, hay quienes siguen muriendo por el nombre de Jesús.

No son pocos los que nos persiguen, al contrario son muchos y son fuertes, que haremos hermanos ante esta situación, la respuesta está aquí:

2 Crónicas 20:12-15 “12 ¡Oh Dios nuestro! ¿No los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos. 13 Y todo Judá estaba en pie delante de Jehová, con sus niños y sus mujeres y sus hijos. 14 Y estaba allí Jahaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el Espíritu de Jehová en medio de la reunión; 15 y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios.”

Recientemente fuimos convocados en la Iglesia a una reunión de oración, pero la invitación fue para familias enteras, no importando edades de los niños y nos separamos por familias y oramos juntos cada familia, dándole lugar a cada miembro, haciéndoles saber a los más pequeños la importancia de orar y depender de Dios.

DAVID Y GOLIAT
DAVID Y GOLIAT

Así hermanos estaban reunidos todos los de Judá delante de Jehová, con sus mujeres e hijos, venia una gran multitud contra ellos, tanto moabitas como amonitas se habían reunido en su contra y con sus fuerzas no podrían dar batalla, sin lugar a dudas serían destruidos.

El rey Josafat se humilló delante de Dios, pero no lo hizo solo, sino que convoco a ayuno a todos y clamó a gran voz, no se aparto a nadie en el clamor, no se pensó si los niños entenderían o no, no se pensó si sabían o no, no se pensó si eran demasiado pequeños y era mejor se quedaran en casa o que alguien los cuidara, no de ningún modo estaban allí todos delante de Dios.

La respuesta por supuesto fue favorable, el Señor reconoció la humillación del pueblo entero, tomo pues la guerra en sus manos y ¿quién podrá contra Diosí, nadie, absolutamente nadie.

Hermanos tomemos a nuestros hijos y a nuestras esposas, clamemos juntos cada día para que el Señor nos proteja, enseñémosles desde pequeños a depender por completo de él y tengamos por seguro que no debemos temer porque hoy el Señor nos dice:

“No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios.”

Dios les bendiga.

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