Tu valor procede de Dios
VOLVERÉ A EDIFICARTE…(Jeremías 31:4)
Adán tenía una relación con Dios antes de que la tuviera con Eva. Esto es muy importante. ¿Que por qué? Porque nadie más que el Señor puede decirte quién eres realmente, o lo que vales. Hasta que no lo entiendas, seguirás buscando a alguien para que te ame tanto que finalmente comenzarás a sentirte bien contigo mismo. El problema es que cuando encuentres a aquella persona, te adherirás a ella como lo hace una lapa. Estarás de acuerdo con todas sus opiniones y no tendrás ninguna propia. Tratarás de satisfacer todas y cada una de sus exigencias y te sentirás amenazado si ella puede hacer (o disfrutar de) algo sin ti. Le dirás: «Todo lo que necesito eres tú; ¿Cómo es que no sientes lo mismo acerca de mí?». Ninguna relación puede aguantar tanta carga…
Adán aprendió a relacionarse con Eva sólo después de que aprendió a relacionarse con Dios. Es en la Presencia del Señor, libre de las opiniones de los demás, cuando empiezas a mirarte a ti mismo en el «espejo» adecuado. Es aquí donde te preparas para el «regalo» que te será dado. Pero algo ha cambiado. Ahora sabes cuánto vales y sólo te darás a alguien que te valore igual. Dios siempre ha querido lo mejor para ti; solamente está esperando que estés de acuerdo con Él.
Tú que has sido abusado, abandonado, traicionado, o te sientes como si nunca llegas a la «altura» de los demás, escucha estas palabras. Son de parte del Señor, cuya opinión de ti nunca cambia: «Con amor eterno te he amado; por eso, te prolongué mi misericordia. Volveré a edificarte…» (Jeremías 31:3b-4).
¿Te gustó este artículo?
Suscríbete a nuestro canal de YouTube para ver videos sobre temas bíblicos.
Visita nuestros cursos bíblicos.
Se miembro de nuestro ministerio y obten todos los recursos.