«EN LA CONVERSIÓN Y EN EL REPOSO SERÉIS SALVOS; EN LA QUIETUD Y EN CONFIANZA» (Isaías 30:15b)

Algunas veces, hablar empeora las cosas. Escucha: «Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!» (Santiago 3:5).

El Poder del Silencio En La Palabra de Dios

Fíjate en cómo un conflicto puede comenzar con solamente el cambio de tono de voz de alguien, ¡para luego amentar a un «incendio de alerta máxima»!

A menudo, la gente está simplemente esperando a algún individuo charlatán para dar a conocer lo que a ella le hubiera gustado contar y no se atrevió, abriendo así la puerta para que más «combustible» sea echado al el «fuego».

No seas tú así…Aprende a apagar la «chispa» antes de que alguien «sople aire» sobre ella. Si quieres salir bien, aprende a domar tu lengua. Tu boca puede quitarte más bendiciones que las que eres capaz de contar.

Observa la reacción de David respecto a lo que pasaba en el palacio de Saúl cuando llegaba:

un rey afligido por un espíritu maligno saliendo del palacio mientras que venía su sucesor recién ungido. David no era tonto; sin duda sabía un montón de lo que estaba pasando. Pero él lo guardó para sí mismo.

Escucha: «Delante de Él expondré mi queja…» (Salmo 142:2). ¡Simplemente díselo al Señor! ¿Es eso a veces es difícil de hacer? ¡Claro que sí! Pero trae grandes recompensas.

Nunca debieras ser parte de un «puñado» de personas malhumoradas. Cuando esto ocurra, toma control de la situación y trae luz y vida.

Nuestras conversaciones deben ser «condimentadas» con gracia. Habla positivamente.

Dios está todavía sobre el trono y Él tiene un plan. Con pocas palabras puedes cambiar cantidad de actitudes.

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