Liderazgo Cristiano De Servicio

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Liderazgo Cristiano De Servicio

…no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado… (1 Pedro 5:3)

¿Crees que debes ser el líder de tu casa, en tu trabajo o en tu iglesia? ¿Aspiras al liderazgo? Entonces, entiende esto: la generación actual no quiere someterse o seguir a aquéllos que practican la vieja estructura del liderazgo, ésa que va «de arriba abajo» que dice: «Yo soy el jefe, y cuanto antes te enteres, ¡mejor!». No, el liderazgo no se impone, se gana, cada día. ¿Cómo? ¡Sirviendo!, poniendo primero a los demás y a ti mismo como el último. Esto es lo que Jesús enseñó y practicó. No se te ha llamado para que te coloques en la parte más alta de la «pirámide». El modelo de liderazgo que ofrece el Nuevo Testamento es -más bien- una pirámide invertida y contigo en la base, sustentando y sosteniendo a los demás, sacando lo mejor de ellos, dejando a un lado tus propios comodidades y deseos para servir a aquéllos a los que has sido llamado a liderar, a fin de que la tarea se haga bien. Esto significa corregir errores amablemente y servir de «puente» mientras las personas están aprendiendo. También incluye remangarte y trabajar duro.

A.W. Tozer escribió: «Un líder auténtico y fiable es probablemente aquél que no tiene deseos de liderar, pero es forzado a ocupar dicha posición a causa de la presión interna del Espíritu Santo y la urgencia de la situación externa. La persona que tiene la ambición de dirigir no está cualificado para ese trabajo. El verdadero líder no tiene deseos de enseñorearse de los que están a su cuidado, sino que es humilde, amable y abnegado. Es más, está dispuesto a dejar el puesto cuando el Espíritu le muestre que ha llegado alguien que está más preparado que él».

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Liderazgo Cristiano De Servicio

«…CRISTO JESÚS… SE DESPOJÓ A´SÍ MISMO…» (Filipenses 2:5b-7)

Si Aquél que se llama «Señor de Señores» se convirtió en el servidor de todos, ¿cómo puedes pensar -en tu sano juicio- que deberías ser servido por aquéllos a los que liderasí Pablo escribió: «…Cristo Jesús… se despojó a sí mismo…» (Filipenses 2:5b-7). La reputación es muy importante para nosotros. Queremos que se nos vea con las personas adecuadas, ser recordados de la mejor manera posible, vivir en el barrio correcto y conducir el carro apropiado. Pero Cristo no fue así. Él se despojó a sí mismo. Si estás obsesionado con el tamaño de tu iglesia (o de tu empresa), el número de gente famosa que conoces, la parafernalia de tu estilo de vida o la imagen de ti mismo que has cultivado con tanto cuidado, lee Juan 13. Jesús se humilló lo bastante como para lavar los pies de aquellos rudos pescadores galileos, y después les dijo: «…ejemplo os he dado para que, como Yo os he hecho, vosotros también hagáis» (Juan 13:15). ¿Los pies de quién lavó Jesúsí Los de gente corriente. Lo que es seguro es que esas personas se fueron impactadas y transformadas por una lección que nunca olvidarían, ¡una que todos deberíamos aprender!

Pedro escribió: «Ruego a los ancianos…: apacentad la grey de Dios… cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. «Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes». Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte a su debido tiempo» (1 Pedro 5:1-3,5b-6).

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