¿Qué Nos Impide Servir a Los Demás?

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¿Qué nos impide servir a los demás?

«ES NECIO Y VERGONZOSO RESPONDER ANTES DE ESCUCHAR» (Proverbios 18:13 CST)

Para servir a los demás de manera efectiva, debes saber bien lo que necesitan. ¿Qué nos lo impide? Las suposiciones. Una señora se compró un paquete de galletas en la sala de espera del aeropuerto y se sentó a leer el periódico. Oyó un crujido y al levantar la vista vio a un hombre a su lado sirviéndose libremente de las galletas. Por no hacer una escena, la señora se inclinó y cogió una, esperando que el hombre captara el mensaje.

Luego oyó otro crujido. No se lo podía creer. ¡El hombre se había comido más galletas! ¡Sólo quedaba una! Observó incrédula cómo el señor partía la que quedaba en dos, le extendía la mitad a ella, se introducía la otra mitad en la boca y se iba. Seguía furiosa cuando anunciaron su vuelo. Imagínate cómo se sintió al abrir el bolso para sacar el billete y encontrarse con su paquete de galletas intacto.

Confiésalo. ¿No pensaste que el desconocido había comido las galletas de la señora? Por supuesto que sí, y eso dice mucho de ti. Demasiadas veces somos culpables de presuponer ciertas cosas sobre la gente y, una vez que tienes una opinión de alguien, es difícil cambiar de parecer ¿verdad? Cada vez que el buen sastre ve a un cliente, le toma las medidas de nuevo. Nunca da por sentado que tenga la misma talla que la última vez, lo cual es buen proceder.

No presupongas nada sobre el trasfondo, la profesión, la raza, el género, la edad, la nacionalidad, la ideología, la fe ni cualquier otro aspecto de nadie. Si lo haces, no te fijas en la persona ni te percatas de lo que en realidad ésta necesita.

«…NADIE TENGA UN CONCEPTO DE SÍ MÁS ALTO QUE EL QUE DEBE TENER…» (Romanos 12:3 CST)

Otra cosa que te impedirá servir a los demás es la arrogancia. No te importa lo que los demás piensen y sientan. Las personas arrogantes pocas veces creen que están al mismo nivel de otros; ni tampoco creen que eso sea necesario, porque en su opinión están por encima y no tienen por qué rebajarse. Esperan a que sean los demás quienes se les acerquen. Justice Louis D. Brandeis observó: «Nueve de cada diez discusiones serias en la vida se deben a malentendidos, a que uno no sabe qué es importante para el otro o a no saber apreciar su punto de vista».

Tiene algo de razón la vieja canción de los Beatles: «I get by with a little help from my friends» (Me las apaño con un poco de ayuda de mis amigos). Resulta ridículo pensar que lo sabemos todo. Muchos pueden volverse tan testarudos, cortos de miras y arrogantes que sólo escuchan sus propios pensamientos e ignoran el consejo y las sugerencias de los demás.

Cuando tu objetivo primordial consiste en justificar tu punto de vista, repugnas a los demás con tu actitud de «se hace a mi manera o no se hace». Para ganártelos, debes estar dispuesto a cultivar una relación personal. Y la base de las relaciones es escuchar a las personas, amarlas, aprender de ellas y dejarlas mejor de cómo te las encontraste. «El sabio oirá y crecerá en conocimiento, y el inteligente adquirirá habilidad» (Proverbios 1:5 NBLH).

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Servir A Los Otros – Lavar Los Pies

«PERO ELLOS NO HICIERON CASO…» (Mateo 22:5 CST)

La indiferencia. Un conocido humorista bromeó: «Los científicos han anunciado hoy que han encontrado una cura para la apatía. Sin embargo, afirman que nadie ha mostrado el más mínimo interés por ella». Si eso se refiriera a la comunicación, muchos podríamos darnos por aludidos, puesto que nos es indiferente cómo nos proyectamos. Quizás no nos sintamos superiores a los demás, pero tampoco nos esforzamos por conocerlos. ¿Por qué? ¡Porque cuesta! En la práctica, la indiferencia es otra forma más de egoísmo que nos impide conectar con la gente.

El escritor inglés George Eliot lo expresó así: «Intenta preocuparte por algo en este vasto mundo más allá de la satisfacción de los pequeños deseos egoístas. Intenta tener preocupaciones altruistas y no ceñirte a tu pequeño mundo. Considera la vida de los demás, no sólo la tuya. Fíjate en cuáles son sus problemas y cómo cargan con ellos».

La gente aprecia de verdad cuando te esfuerzas, por poco que sea, por tratar de ver las cosas desde su punto de vista. Pablo escribió: «Amaos los unos a los otros con amor fraternal, en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros» (Romanos 12:10). Todo ser humano se debate con algún miedo o pelea alguna batalla, y si eres sensible y te prestas a ayudar, Dios te dará una palabra de ánimo.

Isaías dijo: «El Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado…» (Isaías 50:4). ¡Qué regalo es ser capaz de alentar a quien lo pasa mal!

«…SERVÍOS POR AMOR LOS UNOS A LOS OTROS» (Gálatas 5:13)

El control. Aunque sea importante esforzarse por entender a otros, también debes ser realista y abierto con ellos, a fin de que ellos también te puedan entender. Por temor a sentirnos vulnerables, muchos no estamos dispuestos a ser transparentes.

El escritor y antiguo Capitán de la Marina estadounidense Mike Abrashoff observa: «Algunos líderes creen que manteniendo a la gente en la oscuridad lograrán salvaguardar cierto control, pero es un disparate y un fallo empresarial. El secretismo produce aislamiento, no éxito. Es cierto que el conocimiento es poder, pero lo que necesitan los dirigentes es poder colectivo, y para ello tiene que haber conocimiento colectivo. Me he dado cuenta de que cuanta más gente sabía cuáles eran las metas, más beneficio personal obtenía y mejores resultados alcanzábamos juntos».

En cuanto la gente percibe que se les oculta algo, se distancia. Se sienten ajenos al asunto y eso conduce a un bajón de moral, así como de su rendimiento. Jim Ludy escribe sobre lo que él llama «El lamento de los subordinados» en su libro Lead, Follow or Get Out of the Way (Lidera, sigue o quítate de en medio). Dice así: «¡Nosotros, los ignorantes, trabajamos para los inaccesibles y hacemos lo imposible para los ingratos!». ¿Alguna vez te has sentido así?

Luego está el «lamento del cultivo de champiñones» que es algo así: «Sentimos que se nos mantiene en lo oculto. De vez en cuando viene alguien y nos echa estiércol por encima. Pero cuando sacamos la cabeza afuera, nos la cortan y nos meten en latas». Los buenos líderes no se aíslan y no mantienen a la gente en la oscuridad a propósito. Les informan y los incluyen en la toma de decisiones en la medida de lo posible. Si te tomas en serio el servir a los demás, sé abierto y deja que la gente conozca quién eres y lo que crees.

2 COMENTARIOS

  1. Excelente y Gracias por compartir cómo ser solidarios y tener Sensibilidad Humana con los Demás que necesitan de sus cosas básicas en el Diario vivir mientras el resto del Mundo ? se dedica a la “VANIDAD de VANIDADES y cosechar Superficialmente Materia Transitoria y Desechable que pasará algún día junto con nosotros todo lo Existente !!AMEN !! ?

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