¿Cómo Asumir Responsabilidades Bíblicamente?

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La única cualidad especial que tienen las personas que triunfan en la vida es la habilidad para aceptar la responsabilidad final. Al general Eisenhower se le otorgó la responsabilidad de planear la invasión del Día D en Normandía (Francia). Dar el visto bueno fue una decisión muy difícil ya que significaba mandar a muchos soldados a una muerte segura, pero si tenía éxito, garantizaría la victoria sobre los nazis. En las horas anteriores a la ofensiva, Eisenhower escribió una nota de prensa por si acaso el asalto fracasara. Ésta decía: «El desembarco ha fracasado, y he retirado las tropas. Mi decisión de atacar a esa hora y en aquel lugar estaba basada en la mejor información disponible. Las Fuerzas Armadas, las Fuerzas Aéreas y la Armada dieron todo lo que el coraje y la devoción hacia el deber pudieran realizar. En relación con estos hechos, si hay alguna culpa o algún fallo, sólo me atañe a mí». Si quieres que los demás crean en ti y que colaboren contigo para proporcionarte mayores recursos y oportunidades, debes asumir las responsabilidades y ponerlas en práctica fielmente en todas las áreas de tu vida.

?…CADA UNO DE NOSOTROS DARÁ A DIOS CUENTA DE SÍ? (Romanos 14:12)

La Biblia dice: ...cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí (Romanos 14:12). ¿Dar cuenta de qué?. Del encargo que Él nos dio en nuestra vida. El editor del diario Bellefontaine Examiner de Ohio (Estados Unidos), Gene Marine, envió un nuevo reportero para cubrir un partido de fútbol muy importante, pero él volvió a la editorial sin reportaje alguno. ¿Qué historia tienes?, le preguntó el Sr. Marine. No hay ninguna, contestó el reportero. ¡Qué me dices!, refunfuño el Sr. Marine, ¿y por qué no?. ¿Porque no hubo ningún partido?, le contestó el reportero. ¿No hubo partido? Entonces, ¿qué es lo que pasó?. ¡El estadio se derrumbó!. Incapaz de creer lo que estaba oyendo, el editor le preguntó: ¿Entonces, dónde está el reportaje acerca del desplome?. Tras un momento de silencio muy incómodo, el periodista le contestó: «Ése no era mi trabajo, señor». No hace falta decir que así es como terminó su empleo…

Para atraer la atención de sus oyentes, Jesús compartía algunos pensamientos esclarecedores sobre la importancia de asumir responsabilidades; hacía observar que al final, nuestra responsabilidad es ante Dios y que la recompensa realmente importante y duradera viene de Él. Eugene Petersen lo expresó de este modo en The Message (El Mensaje paráfrasis de la Biblia): ¿Quién es el mayordomo digno de confianza y lleno de sentido común que su amo pone a cargo del personal para que los alimente bien y a tiempo? Es un hombre dichoso si cuando su señor llegue, lo encuentre haciendo su trabajo. Pero si se dice a sí mismo: Sin duda, mi señor tardará en venir, y empieza a maltratar a los criados y a las criadas, organiza fiestas para sus amigos y se emborracha, el amo aparecerá cuando menos se lo espere, le dará la paliza más grande de su vida y le pondrá a pelar patatas en la cocina... Cuanto más grande sea tu encargo, tanto más grande será tu responsabilidad? (Lucas 12:42-48).

A GRIEGOS Y A NO GRIEGOS, A SABIOS Y A NO SABIOS SOY DEUDOR? (Romanos 1:14)

Asumir responsabilidades significa devolver lo que te dieron. Pablo se centró en: (a) dar a conocer a Cristo; (b) construir congregaciones que continuarían dando a conocer a Cristo, y se tomó su responsabilidad muy en serio: «A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor» (Romanos 1:14). Esto es lo que se llama «vivir más allá de uno mismo». Las personas que se sirven a sí mismas consideran sus talentos y recursos como algo suyo propio. Sin embargo, las personas serviciales se consideran gestores de la herencia de Dios; saben que no son sus dueños y que sólo la administran para Él.

Después de sus experiencias en los campos de concentración nazi, Elie Wiesel vivió para una sola cosa: devolver a los demás lo que él había recibido. Era profesor de la Universidad de Boston y viajó extensivamente, compartiendo la sabiduría que había obtenido a través de las experiencias en su vida. Una pregunta que a menudo hacía a la gente joven era: ¿Cómo vais a hacer cara a los privilegios y las obligaciones que la sociedad se siente con el derecho de otorgaros?. Mientras intentó guiarles, compartió con ellos su sentido de la responsabilidad: «Lo que he recibido, lo debo pasar a otros. Los conocimientos de los que dispongo no han de quedarse encarcelados en mi cerebro, porque tengo una deuda con muchos hombres y mujeres de hacer algo al respecto. Siento la necesidad de devolver lo que ellos me dieron a mí; llámalo gratitud… He aprendido que la vida no empezó con mi nacimiento sino que otros han existido antes que yo y que ando en su pisadas.

Tu vida es una historia, y cada día te toca a «escribir» una nueva «página». Así que, «rellena» esas «páginas» con responsabilidad hacia el Señor, hacia los demás y hacia ti mismo. Si lo haces, al final no te vas a decepcionar.

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