¿Cómo Recibir La Palabra de Dios?

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¿Cómo recibir la Palabra de Dios?

RECIBA VUESTRO OÍDO LA PALABRA DE SU BOCA. (Jeremías 9:20)

¿Cuál debe ser tu actitud para recibir el mayor beneficio al oír o leer la Palabra de Dios? ¡Recíbela como Palabra de Dios, y no de hombres! Nosotros la propagamos pero se origina en Dios. Cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios (1 Tesalonicenses 2:13).

Aquí tienes cuatro cosas que debes recordar siempre acerca de tu Biblia:

(1) Tiene autoridad.

y se admiraban de su doctrina, porque su palabra tenía autoridad. Todos estaban maravillados, y se decían unos a otros: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus impuros, y salen?? (Lucas 4:32-36). Las fuerzas de oscuridad a nuestro alrededor, deben reconocer y someterse a la Palabra de Dios. ¡Así que, apóyate en ella!

(2) Es creadora.

fueron hechos por la palabra de Dios los cielos y también la tierra (2 Pedro 3:5). Sólo Su Palabra fue suficiente, para crear todo lo que existe. No tuvo que esforzarse o sudar, solamente lo dijo, y se hizo. ¡Así que habla la Palabra de Dios!

(3) Es efectiva.

Así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero y será prosperada en aquello para lo cual la envié (Isaías 55:11). Toda Palabra de Dios tiene una misión y tiene garantizado su cumplimiento de acuerdo a Su voluntad, Su estrategia y Su tiempo. ¡Así que pon la Palabra de Dios en acción!

(1) Es dinámica.

Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida (Juan 6:63). Cuando la recibes como la Palabra de Dios, produce resultados que cambian la vida. No se sienta a esperar sin hacer nada, debe producir, ya que se trata de «la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes» (1 Tesalonicenses 2:13).

OBEDECEREMOS Y HAREMOS TODAS LAS COSAS QUE JEHOVÁ HA DICHO (Éxodo 24:7)

¿Cómo puedes hacer que la Palabra de Dios sea más personal y efectiva en tu vida? Recibiéndola como una Palabra práctica y no teórica. La Biblia no es un intento de Dios por ofrecernos visiones iluminadoras, teorías interesantes o buenos consejos para que los tomemos en consideración. Por el contrario, es una declaración fidedigna e indiscutible de la verdad eterna para que vivamos con arreglo a ella. Está concebida para su aplicación en un mundo real. “A cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las pone en práctica, lo compararé a un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca” (Mateo 7:24). Los sólidos cimientos del constructor obediente resistieron la violencia de la tormenta. A la inversa, “Pero a cualquiera que me oye estas palabras y no las practica, lo compararé a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena… soplaron vientos y” cayó, y fue grande su ruina (v. 26-27). Ahora bien, Jesús no criticó a este hombre por haber construido una estructura inadecuada, o no haber escuchado, comprendido y creído Sus palabras, sino por no ponerlas en práctica. “Si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, ese es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural” Pero el que mira atentamente en la perfecta ley y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace” (Santiago 1:22-25). Si pensamos que leer, conocer, e incluso creer en la Palabra de Dios, satisface nuestra obligación de hacia ella, nos estamos engañando. Porque es la Palabra de Dios, Su intención es que sea cumplida. Esto requiere no solamente creerla, sino comportarse con arreglo a ella. Santiago no dice, “será bendecido por lo que cree”, sino, ¡será bendecido en lo que hace! Cuando Moisés leyó la Palabra de Dios a los israelitas, ellos dijeron, “Obedeceremos y haremos todas las cosas que Jehová ha dicho”. Amén.

EL CIELO Y LA TIERRA PASARÁN, PERO MIS PALABRAS NO PASARÁN. (Marcos 13:31)

¿Cómo puedes obtener los mayores beneficios de la Palabra de Dios? Recíbela como una palabra permanente, no temporal. Debido a nuestra mentalidad “de usar y tirar”, no esperamos que las cosas duren mucho. Las reemplazamos constantemente con tecnologías más actualizadas. ¡Pero no así con la Palabra de Dios! “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Ésta no necesita actualizarse, es perfecta, y no puede mejorarse. Por eso Jesús nos instruye para permitir que “mis palabras permanecen en vosotros” (Juan 15:7). En el idioma del siglo XXI sería, “Programa tu mente con las Escrituras”, ¿Cómo se puede hacer esto?

(1) La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros (Colosenses 3:16).

Dale un permiso de residencia permanente, no un pase temporal. Tómala ricamente, es decir, copiosamente, abundantemente. ¡Llámalo operación saturación! Para ayudarnos, la Biblia añade: “Cantad con gracia en vuestros corazones al Señor, con salmos, himnos y cánticos espirituales”. ¡Vaya gran manera de reforzar tu comprensión de las Escrituras!

(2) Nunca se apartará de tu boca este libro de la Ley , sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que está escrito en él, porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien (Josué 1:8).

Para retenerlo permanentemente, habla de él, piensa en él, ¡camina con él! Dices: Pero mi memoria no es muy buena y me olvido de las cosas. No hay problema. Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho (Juan 14:26). Si lees, enseñas, cantas, hablas, piensas, y caminas en la Palabra de Dios, Su Espíritu refrescará sobrenaturalmente tu memoria olvidadiza.

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