NOS PROBASTE NOS PURIFICASTE COMO SE PURIFICA LA PLATA NOS SACASTE A LA ABUNDANCIA (Sal. 66:10-12)
¿Cómo Dios Prueba La Fe?
Cuando Jesús detalló el precio de seguirlo, algunos de sus discípulos lo abandonaron. Y sin embargo, la influencia de los que se quedaron con Él todavía es palpable en el mundo actual. Para cuando escribieron sus epístolas, los apóstoles ya habían aprendido a considerar cada prueba de la vida como una oportunidad de fortalecer su fe y multiplicar su eficacia.
Las pruebas de fe son oportunidades de rendir algo de valor a Dios, aunque no tengamos la obligación de hacerlo. En las pruebas de fe te sentirás presionado y acosado por las circunstancias, pero no distante de Dios; probado por ellas, pero no juzgado ni condenado.
El salmista escribe: «Nos probaste» nos purificaste como se purifica la plata nos sacaste a la abundancia» (Salmo 66:10-12). Una prueba de fe no prueba nada a menos que te impulse a ir más lejos de la anterior. Siempre más allá de lo que ya has probado. Si huyes o retrocedes cada vez que llegas a lo que parece el límite de tus fuerzas, nunca sabrás cuánto puedes confiar en Dios o cuánto puede Él confiar en ti.
El fuego que nos refina como plata puede presentarse en forma de un despido laboral, una amistad perdida, la pérdida de salud o incluso de reputación. Pero con Dios, el resultado final nunca está en duda. Si te estás preguntando hoy: ¿Hasta dónde puedo aguantar?, fíjate en las palabras de JC Ryle:
Ésta es la única certeza: que si el día de mañana trae su cruz, el que la envía mandará la gracia para llevarla. En el Reino de Dios, el orden de cosas es: primero, se prueba la fe; luego, se refina el carácter; por último, se recibe abundancia.
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