¿Que Separa A Los Buenos Líderes De Los Excelentes?

Líderes excelentes: “…EL QUE PRESIDE, CON SOLICITUD…” (Romanos 12:8)

Pastor, sabrás que estás en serios problemas si te encuentras en las siguientes circunstancias:

Si por fin te acuerdas del nombre de la persona a quien habías prometido visitar en el hospital. Al leer las esquelas de defunción;

En la ocasión que no seas capaz de encontrar el libro de Abdías en el estudio bíblico que diriges.

Si el tesorero de la iglesia manda una postal desde el Caribe.

Si los líderes excelentes de jóvenes ha usado estropajos de alambre para lavar tu coche.

Es difícil ser líderes excelentes

Cuando al oficiar una boda llamas al futuro esposo con el nombre del anterior novio de la chica.

Si te han cambiado la plaza de aparcamiento a un restaurante a un kilómetro de distancia.

En el momento que predicas el mismo sermón dos domingos consecutivos y nadie se da cuenta.

Al instante en que la iglesia decide por voto cambiar tu día libre y eligen el domingo.

En serio, si Dios te ha concedido la capacidad de liderar, recuerda lo que separa a los buenos líderes de los líderes excelentes:

Primero, son facilitadores.

Son conscientes de que nadie llegará a desarrollar todo su potencial a menos de que estén ocupándose en lo que son buenos, y de que la manera de cumplir tu llamado es hacer que otros lleven a cabo el suyo.

Segundo, son corteses.

Nunca miran a nadie por encima del hombro ni hablan con superioridad. No se comportan de una forma con las personas importantes y de otra con las más humildes. Para ellos, todos son importantes porque todos tienen potencial divino; sólo tienen que trabajar para que salga a flote.

Tercero, son resueltos.

Como líderes excelentes, seremos recordados por dos cosas: los problemas que creaste y los que resolviste. Seguro que vas a cometer errores, así que aprende a ser humilde, anhela el desarrollo personal, obtén la fortaleza de Dios y sin duda lo harás mejor la próxima vez.