¿Cómo Se Recompensa La Bondad En La Biblia?

0
la-bondad-y-la-Biblia
¿Cómo Se Recompensa La Bondad?

“…TAMBIÉN PARA TUS CAMELLOS SACARÉ AGUA…” (Génesis 24:19)

Abraham envió a su criado Eliezer a buscarle esposa a su hijo Isaac. Al llegar al pozo de una pequeña ciudad, Eliezer oró: “Que la mujer que ofrezca agua a mis camellos sea la que has elegido.” De repente aparece Rebeca y dice: “Bebe, y también daré de beber a tus camellos” (ver Génesis 24:13-14).

Rebeca no se imaginaba, ni por lo más remoto, que Eliezer podía cambiar su vida. No sabía que su muestra de bondad le abriría la puerta de una gran bendición.

En el Antiguo Testamento, era la costumbre ofrecer agua a los forasteros; eso formaba parte de las reglas de hospitalidad. Los judíos creían las palabras:

“No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles” (Hebreos 13:2). ¿Pero quién le iba a ofrecer agua a unos camellos sedientos?

Un camello puede beber hasta 150 litros de agua. ¡Te puedes pasar medio día dándole de beber!

Rebeca fue generosa con un total desconocido, no buscó nada a cambio, sino que lo hizo por el gozo de servir. Lo que no sabía era que esos camellos la llevarían a encontrarse con Isaac, la harían su esposa, la agasajarían con riquezas y la incluirían en la familia de Cristo.

Por lo tanto, si quieres que te vaya bien en la vida, llega antes de tiempo, quédate más tarde, trabaja duro, sé honrado y alguien que resuelve problemas. Vive de acuerdo a la enseñanza de Cristo de: “…Ve una segunda milla” (Mateo 5:41).

La clave del éxito no consiste en limitarnos a hacer justo lo que se espera de nosotros, sino un poquito más. Claro que los camellos son un poco desagradables, pero de esa situación desagradable se desprendió lo más hermoso que jamás le había sucedido a Rebeca.

bonda-y-la-Biblia
¿Cómo Se Recompensa La Bondad?

¿Cómo Se Recompensa La Bondad Según La Biblia?

“…TAMBIÉN PARA TUS CAMELLOS SACARÉ AGUA…” (Génesis 24:19)

La historia de Rebeca nos enseña una gran verdad acerca de la vida: Cuando la oportunidad llama a tu puerta, debes estar listo para abrirla. Rebeca no pensó en todo el trabajo que le supondría dar de beber a diez camellos sedientos. No dijo:

‘Yo no hago ese tipo de trabajo, no entra dentro de mis obligaciones’, sino que se regía por el principio de “Todo lo que te venga a mano para hacer, hazlo según tus fuerzas…” (Eclesiastés 9:10).

No demostró una ética laboral de ser generosa en el momento en que apareció Eliezer; era algo que practicaba a diario. Y eso tuvo su recompensa, porque la fidelidad siempre es recompensada. Dios contempla tu actitud y tu comportamiento en las cosas pequeñas. Las grandes oportunidades no les llegan a los que las esperan; les llegan a los que han sido fieles en las cosas pequeñas, en la rutina de cada día y en el servicio diario en actividades poco atractivas.

Rebeca no recitó la Torá ni le preguntó a Eliezer de qué denominación venía. En lugar de ser terriblemente espiritual, decidió ser amable y bondadosa. Y su gesto hizo que él se fijara en ella, se ganara su respeto y acabara siendo parte de la familia de Abraham.

¿Qué puede haber mejor que eso? Y fíjate en algo más: cuando Rebeca llevó a Eliezer a que conociera a su familia, ésta pidió que la joven se quedara otros diez días antes de irse a conocer a Isaac. Tal espera era parte de las costumbres judías. Sin embargo, Rebeca dijo: “…Sí, iré” (Génesis 24:58).

Cuando Dios abre una puerta, no te demores. No digas: ‘Hay otros más capacitados que yo.’ Si Dios te ha llamado, eres la persona adecuada. Así que deja tus temores a un lado y vete en la dirección que Él te indique.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí