La Sangre de Guerrero…(Jesucristo)

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Sangre de guerrero… (Jesucristo)

“Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; más yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos. Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra” 1 Samuel 17:45

Muchos años más tarde, el tátara, tátara […] nieto de David también enfrentó a un gigante, una noche antes de la batalla el estrés le hizo sudar gotas de sangre, de estar triste hasta la muerte, hasta pidió a su padre otra forma de luchar, pues la única forma de combate era muy difícil: “Padre, si quieres pasa de mi esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42) Su padre respondió: Hijo, es el único camino. Con mucho amor su padre envió a un ángel para consolarlo, para abrazarlo y para que sintiera su protección, pues sus amigos más íntimos, eran tan indiferentes en aquellos momentos difíciles. Tal vez no era el más prometedor para la batalla, el más fuerte, el más sobresaliente y tal vez no sabía mucho de combates. Aquel joven no se enfrentó un gigante de tres metros, se enfrentó al gigante del dolor y sufrimiento, de la muerte y del pecado; al diablo y Satanás.

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Jesús, el mesías del linaje de David (Mateo 1:1) No tuvo una armadura para resistir el dolor de los azotes, no tuvo un casco que le protegiera de la corona de espinas, no pudo proteger sus tiernas manos y pies del dolor de los clavos; no, nada de eso. Tal vez las únicas herramientas que aprendió a utilizar fueron un martillo y un serrucho, no sabía de armas. Su única armadura fue de amor. En aquella batalla luchó para restaurar a aquel hombre que bebe hasta quedarse dormido sobre las calles. En aquella batalla luchó por una nueva vida para aquella mujer que comercia su cuerpo en las calles al mejor postor, por aquel joven perdido en las drogas, por aquella familia desecha, por aquel cristiano perdido aún dentro de la iglesia. Luchó para que tengamos nuevas oportunidades; luchó para darnos esperanza.

Más Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz} fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Isaías 53:5

En aquel combate luchó por ti y por mí. No lanzó piedras con las manos como su tátara, tátara […] abuelo David, simplemente, dejó que las clavasen, y así ganó la batalla.
Lo de guerrero, lo traía en la sangre….

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