Dios Es Nuestro Pronto Auxilio En Las Tribulaciones” (Salmo 46:1)

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DIOS ES… NUESTRO PRONTO AUXILIO EN LAS TRIBULACIONES” (Salmo 46:1)

DIOS ES… NUESTRO PRONTO AUXILIO EN LAS TRIBULACIONES” (Salmo 46:1)

Randy Reid era un albañil de 34 años de edad. Él se encontraba soldando en la parte de arriba de un depósito de agua en las afueras de Chicago. Según narra la escritora Melissa Ramsdell, Reid soltó su arnés de seguridad para alcanzar unas tuberías cuando una cesta metálica se deslizó y golpeó el andamio en el que se encontraba. Se resbaló, perdió el equilibrio y cayó desde más de 35 metros de altura, aterrizando boca abajo en un montón de arena, evitando por muy poco las piedras y los escombros de la construcción.

Un compañero llamó a una ambulancia. Cuando llegaron los paramédicos, encontraron a Reid consciente, moviéndose y quejándose de dolor en la espalda. ¡Por lo visto, la caída no le quitó a Reid su sentido del humor! Cuando los paramédicos le iban a poner en una camilla para meterlo en la ambulancia, Reid les pidió una cosa: ‘No me dején caer’. Los médicos confirmaron más tarde que el único daño sufrido por ese hombre fueron rasguños en una pierna.

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DIOS ES… NUESTRO PRONTO AUXILIO EN LAS TRIBULACIONES” (Salmo 46:1)

A veces nos parecemos a Randy Reid. Dios nos protege de una caída de 35 metros, y sin embargo no estamos dispuestos a confiar que Él nos vaya a proteger en el siguiente metro. Como personas imperfectas que somos, fallamos; como sujetos a enfermedad, padecemos en el cuerpo; como mortales, morimos. Las presiones de la vida nos desgastan, la ansiedad nos da úlceras, la gente nos intimida, la crítica nos ofende, la enfermedad nos asusta, la muerte nos atormenta.

¿Cuál es la respuesta a todas estas cosas?

“Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmo 46:1).

Tengamos en cuenta las palabras “pronto auxilio”. Cuando nos enfrentamos a las tormentas de la vida, tendemos a sentirnos abandonados, y sin embargo ocurre justo lo contrario. Es en esos momentos cuando somos más que nunca el objeto del amor y del cuidado de Dios. Cuando se nubla nuestra visión, hay confusión en nuestros pensamientos, flaquea nuestra fe y miramos hacia al Cielo pero no podemos ver claramente a Dios, Él sigue ahí presente, como “nuestro auxilio”.

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1 COMENTARIO

  1. GRACIAS DOY A MI DIOS DE HABERLOS ENCONTRADOS, ESTABA EN ATRIBULACION, MI TEMOR DE LO QUE PODRÁ ACONTECER SE LO DEJO EN MANOS DE ÉL.

    HOY LLEGUE A USTEDES POR OBRA Y GRACIA DE DIOS, MI CORAZÓN ESPERA EN MI PADRE MARAVILLOSO.

    RUEGO ORACIÓN POR FAMILIA HENRÍQUEZ HANNUSCH.

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