“ESTA GENTE SE QUEJA DE TODO, Y LO CRITICA TODO” (Judas 1:16 TLA)
¿Cómo No dejar que La Queja Se Infiltre Según La Biblia?
Jon Gordon escribió: “Raquel, una amiga de mi mujer, no paraba de quejarse de su trabajo. La empresa, la economía, sus pocas ventas. Al final la frené y le dije:
Es muy sencillo. Puedes elegir. O bien aceptas las nuevas políticas de la empresa, vas al trabajo con una actitud positiva y das lo mejor de ti cada día o te buscas otro trabajo.
Pero hagas lo que hagas, deja de quejarte porque no sirve de nada; cambia de trabajo o cambia de actitud.
Se acabó la conversación, y también nuestra amistad. Eso pensé. Llevaba meses que no me hablaba hasta que me la encontré en una fiesta y me dijo que había decidido seguir mi consejo. Se quedó en su puesto de trabajo, dejó de quejarse y empezó a vender más.
Tres meses después de cambiar de actitud, sus ventas habían aumentado un 30 por ciento y un año después hasta un 70 por ciento.
El otro día, tres años después de nuestra conversación inicial, me la volví a encontrar y le pregunté cómo le iba. Me contó que durante los últimos dos años sus ventas habían seguido creciendo.
La han ascendido dos veces y ahora tiene el trabajo de sus sueños, el que siempre quiso tener, y siente más entusiasmo y pasión que nunca.
¿Te está saboteando la queja? ¿Y a tu equipo?
Hace diez años yo me encontraba en una situación parecida, pero aprendí que cuando dejas de lloriquear y decides hacer algo positivo al respecto, empiezan a cambiar las cosas.
La Biblia coloca en la misma categoría a los quejumbrosos y a los gruñones: son gente que “solo quiere que se cumplan sus deseos egoístas … solo para aprovecharse” (Judas 1:15-16 TLA).
En lugar de hacer eso, llénate de fe dando gracias a Dios por Sus bendiciones y confiándole tu futuro.
¿Cómo No dejar que La Queja Se Infiltre Según La Biblia?
“…OS HA OÍDO MURMURAR CONTRA ÉL…” (Éxodo 16:7 BLP)
Cuando te quejas ofendes a Dios, porque eso indica falta de fe en Su Palabra que afirma que “…a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien...” (Romanos 8:28).
La Biblia dice: “Cuando el faraón dejó salir a los israelitas, Dios no los llevó por el camino que atraviesa la tierra de los filisteos, que era el más corto, pues pensó:
‘Si se les presentara batalla, podrían cambiar de idea y regresar a Egipto’. Por eso les hizo dar un rodeo por el camino del desierto...” (Éxodo 13:17-18 CST).
Dios ve el final desde el principio y te va guiando durante el rodeo. Cuando aceptes eso, dejarás de quejarte.
El Señor oyó las quejas de Israel:
“…y ardió su ira. Se encendió entre ellos un fuego. Que consumió uno de los extremos del campamento” (Números 11:1).
El Dr. Dale A. Robbins escribió lo siguiente:
“Se negaron a confiar en que Él les proveería, los protegería y dirigiría sus vidas.
El fundamento del cristianismo es que Jesús debe ser el “jefe” de nuestras circunstancias. Estamos en Sus manos y la queja de los creyentes es una afrenta contra el Señor en Quien hemos confiado la vida.
Él oye tus murmuraciones contra Él (Éxodo 16:8). En tiempos de dificultad, no recurras a la queja. Alaba a Dios pese a lo que esté ocurriendo. “Dad gracias en todo…” (1 Tesalonicenses 5:18).
Agradecer es lo contrario de quejarse. Muestra aprecio por todo lo que Dios ha hecho y por todo lo que promete hacer y exterioriza el convencimiento de que Él está a cargo.
El salmista escribió: “Sacrifica a Dios alabanza y … en el día de la angustia te libraré…” (Salmo 50:14-15). La gratitud (y no la queja) es lo que mueve a Dios a obrar a tu favor.
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