¡Deshazte de tu vara de medir!
“…Y ERA YA UN RÍO…” (Ezequiel 47:5)
El apóstol Pablo escribe:
“Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros” (Efesios 3:20).
Pero tú dices: ‘Con mi falta de estudios, escasos medios económicos, salud deficiente y los errores pasados, no sé cómo voy a triunfar.’
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Cuando Dios está en medio, deja a un lado tu vara de medir.
Ezequiel tuvo una visión:
Vio un río que salía del templo y lo describe así: “Salió el hombre… llevando un cordel en la mano. Midió mil codos y me hizo pasar por las aguas, que me llegaban hasta los tobillos.
Midió otros mil y me hizo pasar por las aguas, que me llegaban hasta las rodillas. Midió luego otros mil y me hizo pasar por las aguas, que me llegaban hasta la cintura. Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado… Entonces me dijo: …
Todo ser viviente que nade por dondequiera que entren estos dos ríos, vivirá… Y junto al río, en la ribera… Crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán ni faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas salen del santuario…” (Ezequiel 47:3-12).
Fijémonos en que este río proviene de Dios. Él es el único que determina tu futuro y decide tu abundancia. Aunque uno puede sembrar y otro segar… “Dios da el crecimiento” (1 Corintios 3:7).
¿Quién determina el alcance de tu bendición? ¡Dios! Por lo tanto, ¡Deshazte de tu vara de medir!
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