¿Por qué Jesús dijo que nos conviene que él se fuera de esta tierra?

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¿Por qué Jesús dijo que nos conviene que él se fuera de esta tierra?

¿Qué Dijo Jesús Sobre La Venida del Espíritu Santo? ¿Qué Dice La Biblia? 

“Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:5-8).

¿No sería mejor que tuviéramos a Jesús físicamente con nosotros? ¿Por qué es mejor que Jesús regresara al Padre? Es posible que los discípulos de Jesús en aquel momento pensaran en lo contradictorio que podría ser lo que su maestro les decía, después de tres años de caminar con Él, ahora lo que les decía era que les convenía era que se fuera. 

Tal vez en ese momento no lo entendían, incluso Jesús ya les había dicho a sus discípulos en otra oportunidad que se iría, y en ese momento Pedro se enfocó en preguntarle: ¿A dónde vas?, su mente quedó solo en la frase que pronunció Jesús que debía irse. Jesús nos deja ver que Él siempre va a procurar el bien para nosotros, y en su Palabra está clara la razón del por qué nos convenía que fuera a encontrarse con su Padre.

Que hermoso es saber que Jesús dio la vida por nosotros, para salvarnos, liberarnos y perdonarnos, pero Dios se aseguró que no dejarnos solos, al Jesús partir de esta tierra vendrían el Espíritu Santo, el Consolador. Jesús, al ser 100 por ciento hombre y 100 por ciento Dios, estaba atrapado en un cuerpo y debía venir el Espíritu Santo a estar con nosotros de forma sobrenatural.  

Cuando Jesús estaba en la tierra físicamente, estaba limitado a las leyes naturales, como por ejemplo: únicamente podía estar en un sitio a la vez; enseñando a un grupo de personas a la vez. Pero cuando vino el Pentecostés, ahora el Espíritu Santo estaba en otros; por lo tanto, vemos saliendo del aposento alto, más de 120 personas llenas del Espíritu Santo. 

Toda limitación que Jesucristo tenía en el cuerpo fue quitada con el derramamiento del Espíritu Santo (Hechos. 1:8).

El Espíritu Santo no es algo, es alguien, y cuando creemos realmente que Él vive dentro de nosotros, entendemos que nunca estamos solos, que esa persona nos va a consolar, animar, guiar, y que también sé conscripto cuando hacemos lo incorrecto. Recordemos siempre que Él está allí y somos su templo, que nos ama y nos ayuda en medio de la tribulación.  

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