Apocalipsis 17:8 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Apocalipsis 17:8 | Comentario Bíblico Online

Ahora el ángel va a dar a Juan la interpretación del misterio. «Le explica sólo lo inaccesible», dice Bartina. El ángel le presenta primero (v. Apo 17:8) un resumen del capítulo Apo 13:1-18. Después (vv. Apo 17:9-12), le explica el significado de las siete cabezas y de los diez cuernos. Le hace luego (vv. Apo 17:13, Apo 17:14) un resumen de la batalla de Armagedón. A continuación, le explica el significado de las muchas aguas que están bajo el dominio de la Gran Ramera (v. Apo 17:15). Finalmente (vv. Apo 17:16-18), tenemos la destrucción de la Iglesia apóstata a manos del Anticristo y de los líderes de las naciones de su Imperio. Como puede verse, la interpretación de esta sección no sigue una línea cronológica. Es aquí donde solamente el premilenialismo puede ofrecer una explicación coherente.

1. Dice el versículo Apo 17:8 en la NVI: «La bestia que has visto era antes y ya no es ahora (lit. era y no es), y subirá del Abismo para ir a su propia destrucción. Los habitantes de la tierra cuyos nombres no estén registrados en el libro de la vida desde la creación del mundo, quedarán atónitos cuando vean la bestia, porque era antes, no es ahora y, con todo, aún vendrá». La última frase dice literalmente: «Pues era, y no es, y se hará presente».

(A) Que la bestia de que aquí se habla es el Anticristo, no cabe duda alguna a la vista del versículo Apo 17:11. La expresión «subirá del Abismo» ha dejado perplejos y confusos a muchos autores, ya que el Anticristo no sube, en Apo 13:1, del Abismo, sino del mar. Una rápida comparación con Apo 9:11; Apo 11:7 y Apo 13:3 nos ayudará a encontrar la solución, que es, con la mayor probabilidad, la siguiente: El Imperio Eomano histórico existió durante unos seis siglos aproximadamente hasta su caída en la segunda mitad del siglo v de nuestra era. Durante muchos siglos, ha quedado privado de su existencia («era y no es»). Sin embargo, al final de los tiempos, volverá a hacerse presente, según completa la frase última del v. Apo 17:8 la secuencia anterior. Se dice que «subirá del Abismo», porque se presentará en el escenario del futuro gracias al poder recibido de manos del rey del Abismo (v. Apo 13:1-3), el propio Satanás, el dragón de Apo 12:3-18; Apo 13:1-2. «Irá a la destrucción», porque, en fin de cuentas, será derrotado y destruido por el Cordero (v. los vv. Apo 17:11 y Apo 17:14, así como Apo 13:10 y Apo 19:19-21).

(B) La segunda parte del versículo Apo 17:8 guarda una estrecha semejanza con Apo 13:8 e incluso ayuda a traducirlo correctamente, como lo hicimos en su lugar. Aquí se especifica que la causa principal del asombro de los habitantes de la tierra será ver rediviva la Bestia que creían fenecida para siempre (comp. con Apo 13:3). El futuro «se presentará» (gr. paréstai, de la misma raíz que parousía) del final del versículo indica que el Anticristo está aún por venir. Y el asombro subirá de punto si la Bestia surge de donde menos se esperaba. Dice Davidson (ob. cit., pág. 347): «Es probable que haya de venir del lado menos esperado».

2. Viene ahora (vv. Apo 17:9-12) la explicación de las siete cabezas y de los diez cuernos de la Bestia: «Esto exige una mente con sabiduría. Las siete cabezas son siete colinas sobre las que se asienta la mujer. Son también siete reyes. Cinco han caído, uno está, el otro no ha llegado todavía; pero cuando venga, ha de permanecer por un poco de tiempo. La bestia que era antes y no es ahora, es un octavo rey. Pertenece a los siete y está marchando a su destrucción. Los diez cuernos que viste son diez reyes que no han recibido aún la dignidad regia, pero que durante una hora recibirán autoridad como reyes, junto con la bestia» (NVI). Ésta es otra porción que solamente con una perspectiva futurista y premilenial tiene su explicación.

(A) Nótese que el ángel advierte que lo que va a explicar requiere «una mente que tenga sabiduría» (lit). La sabiduría se necesita, en especial, para saber distinguir el primer grupo de ocho reyes (vv. Apo 17:9-11) del segundo de diez reyes (v. Apo 17:12).

(B) La segunda frase del versículo Apo 17:9 es clarísima: «Las siete cabezas son siete colinas sobre las que se asienta la mujer». Roma ha sido llamada siempre «la ciudad de las siete colinas», las cuales tenían en latín los nombres siguientes: Palatium, Velia, Cermalus, Oppius, Cispius, Fagutal y Suburra.

(C) La cosa quedaría resuelta así de fácil si no fuese porque el texto sagrado añade que las siete cabezas «son también siete reyes». Walvoord (ob. cit., pág. 251 254) aporta una larga cita de J. A. Seiss, en la que éste sostiene que Apo 17:9 no se refiere a las siete colinas de Roma, sino que significa «siete montes regios», y toma «monte» en sentido metafórico y arguye incluso que el griego óre no significa «colinas» sino «montes». De esta manera, la «Ramera» de Apo 17:1-18 «no incluiría en forma alguna sólo al papado, como mantienen todos los intérpretes respetables » (el énfasis es de Seiss), sino a todos los «defensores de la falsedad organizada en religión», comenzando por Nimrod y siguiendo por Egipto, Asiria, Babilonia, Grecia, Roma, etc.

(a) Me extraña que Walvoord tenga por «convincente» esta explicación. Para comenzar, el griego designa con el vocablo óros toda clase de promontorio, ya sea un «monte» propiamente dicho, sea un «cerro o colina» (como puede verse en cualquier buen diccionario griego).

(b) Extender lo de los «montes regios» hasta incluir a Nimrod, etc., equivaldría a sembrar más confusión que inteligencia del pasaje, y me atrevería a calificar de arrogante la opinión de Seiss frente a «todos los intérpretes respetables », como los llama él irónicamente.

(c) Lo que ocurre aquí, sin duda alguna, es que «las siete cabezas» tienen un doble simbolismo: Primero, por su prominencia física, son aptas para simbolizar las siete colinas de Roma; segundo, por su prominencia política, son aptas para significar un grupo, en su totalidad (¡el número siete!), de siete reyes. En su puntuación más probable, el versículo Apo 17:9, en el texto crítico del Nuevo Testamento Griego, ha de traducirse literalmente y leerse del siguiente modo:

«Aquí, la mente que tenga (o tiene) sabiduría. Las siete cabezas son siete montes (o colinas), donde la mujer está sentada sobre ellos. Y son siete reyes». El simbolismo es, pues, doble, aprovechando el hecho físico de que las colinas sobre las que Roma está asentada son, efectivamente, siete.

(D) De ahí el interés del ángel en poner de relieve (v. Apo 17:11) que la bestia … es ella misma un octavo, y es de los siete. Esto podría parecer un obstáculo para la identificación del Anticristo como un monarca del futuro, de los últimos tiempos. De ahí que autores como Walvoord, siguiendo a Seiss, Davidson y W. Scott, se nieguen a ver en los reyes del versículo Apo 17:10 a los emperadores romanos anteriores a Domiciano. Pentecost es más cauto, pues se limita a exponer las tres opiniones principales acerca del significado de estos reyes. En mi opinión, el comentario más sensato de este versículo procede de la pluma de F. F. Bruce (ob. cit., pág. 1.704):

Cinco de los cuales han caído: Si contamos desde el primer emperador, éstos serían Augusto (27 a. de C-14 d. de C.), Tiberio (14 37), Gayo (37 41), Claudio (41 54) y Nerón (54 68). Uno está: Probablemente, Vespasiano (69 79), los tres emperadores Galba, Otón y Vitelio, que gobernaron en rápida sucesión en Roma durante los 18 meses entre la muerte de Nerón y la captura de Roma por las tropas de Vespasiano el 21 de diciembre del 69, difícilmente pueden entrar en la cuenta desde el punto de vista de las provincias orientales. En ellas, la autoridad de Vespasiano fue indiscutible desde su proclamación en Alejandría el 1 de julio del 69 … El otro no ha llegado todavía … ha de permanecer por un poco de tiempo: Tito, el sucesor de Vespasiano, reinó solamente dos años (79 81).

Y, pasando de inmediato al comentario del versículo 11, dice con enorme buen sentido:

En cuanto a la bestia que era y no es, es un octavo: Aquí tenemos de nuevo la oscilación entre el imperio (la bestia) y el emperador (una de las cabezas) que personificó su poder en un tiempo (cf. Apo 13:3, Apo 13:12). Al final, el poder del imperio perseguidor quedará personificado por el imperial Anticristo, que pertenece a los siete, posiblemente en el sentido de ser como una reencarnación de uno de ellos. Los comentaristas desde el siglo segundo en adelante hallaron natural identificarlo con Domiciano (81 96), sucesor de su hermano Tito, y considerarlo como un segundo Nerón. Pero Juan no está pensando en Domiciano (cuya fama tradicional como perseguidor de la Iglesia descansa sobre muy modesta base histórica), sino en un potentado demoníaco, Nero redivivus … Va a la perdición: Cf. Apo 19:20. El Anticristo es designado «el hijo de perdición» en 2Ts 2:3.

(E) Por consiguiente, este «octavo» rey (v. Apo 17:11), que es, o procede (gr. ek) de los siete, no es otro que el Anticristo que, por una parte, empalma con los antiguos perseguidores del cristianismo y, como dice Bruce, viene a ser «como una reencarnación de uno de ellos», y, por otra parte, ocupa su puesto prominente sobre los diez reyes que han de venir (v. Apo 17:12). En efecto, como hace ver Bruce en el mismo lugar, estos diez reyes del versículo Apo 17:12 «no pueden ser identificados con ninguno de los caracteres históricos». Aunque no podamos pasar del terreno de una muy probable conjetura, cabe suponer que estos diez reyes, que no son sucesivos, sino simultáneos, representan las naciones con sus líderes del nuevo Imperio Romano (la Comunidad Europea, con su centro en Roma). Estos diez cuernos son los mismos que los de la Bestia de Apo 13:1, y han de ser interpretados, si somos consecuentes, de la misma manera. De ellos dice el texto sagrado que «no han recibido aún la dignidad regia», es decir, no han llegado aún al poder, porque no les ha sido dado, no por la Bestia (puesto que lo van a recibir con ella, no por ella), sino como siempre en Apocalipsis por la sabia permisión de Dios.

(F) El texto sagrado especifica que estos diez reyes, que van a gobernar simultáneamente y junto con la Bestia, ejercerán su poder «durante una hora», símbolo de un espacio de tiempo breve, aunque no tan breve como la «media hora» de Apo 8:1. El texto sagrado se refiere aquí (como se echa de ver por el contexto posterior) a cierto tiempo dentro de los tres años y medio de la segunda parte de la Gran Tribulación, ya que es en este tiempo cuando se ha de llevar a cabo la guerra que se anuncia a continuación.

3. Viene ahora (vv. Apo 17:13, Apo 17:14) un resumen anticipado de la batalla de Armagedón: «Todos ellos (los diez reyes) tienen la misma intención: entregar a la bestia su poder y su autoridad. Harán la guerra al Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque es Señor de señores y Rey de reyes y con Él estarán sus llamados, escogidos y fieles seguidores» (NVI).

(A) En este versículo se ve que los diez reyes aludidos en el versículo Apo 17:12 van a servir de puente entre el pluralismo nacional de la época anterior a la Gran Tribulación y la dominación absoluta y exclusiva del Anticristo. Como dice Walvoord (ob. cit., pág. 255): «Son una fase de la transmisión de poder de los varios reinos al de la bestia misma». Quizás es esta brevedad la que el texto sagrado da a entender con lo de «una hora» (v. Apo 17:12), pues si se refiriese a todo el espacio de los tres años y medio de esta segunda parte de la Gran Tribulación, no cabe duda de que lo expresaría en la forma acostumbrada en Daniel y Apocalipsis, ya fuese contando por años, por meses (42) o por días (1.260).

(B) Es de notar la completa unanimidad de estos diez reyes en su plan de entregar el poder al Anticristo (v. Apo 17:13): «Éstos tienen una sola intención» (gr. gnómen). Esta unanimidad para el mal contrasta con la que vemos en la primitiva Iglesia (Hch 4:32) para el bien. Le van a conferir al Anticristo (v. Apo 17:13) su poder (gr. dúnamin), esto es, sus fuerzas militares, económicas, etc., y su autoridad (gr. exousían), es decir, su potestad política nacional e internacional.

(C) En el versículo Apo 17:14 vemos que … éstos (con la bestia al frente v. Apo 13:7) pelearán con el Cordero» (lit.), pero, al contrario de Apo 13:7, será el Cordero quien los vencerá a ellos, junto con los suyos, quienes son apellidados aquí «llamados, escogidos y fieles». Como interpretación más probable de estas expresiones, da Bartina (ob. cit., pág. 786) la siguiente: «Porque los llamados a filas, que están con Él son todos escogidos guerreros y fieles a su Señor» (comp. con Apo 19:14).

(D) Pero la razón principal por la que el Cordero va a vencer al Anticristo y a sus huestes no es precisamente lo selecto de las tropas con que el Señor Jesucristo cuenta, sino porque Él mismo es «Señor de señores, es decir, soberano de los poderes terrenos, por altos que éstos sean, y rey de reyes» (comp. con Apo 19:16), esto es, rey supremo sobre los reyes y los reinos del Universo entero. Además, esos títulos designan atributos propios de la Deidad, como puede verse por 1Ti 6:15, que recoge el testimonio del propio Antiguo Testamento (v. por ej., Deu 10:17; Sal 136:3:, donde tales títulos se aplican a Jehová.

4. En el versículo Apo 17:15 se nos ofrece la explicación de las muchas aguas que están bajo el dominio de la Gran Ramera: «Luego me dijo el ángel: Las aguas que has visto, donde está sentada la prostituta, son pueblos, multitudes, naciones y lenguas » (NVI). En efecto, las aguas del mar (v. el comentario a 13:1) significan, en la Biblia, las muchedumbres y, en especial, las gentes paganas en su oposición a Dios y a su Ungido, el Mesías. Se pone aquí de relieve el gran poder (espiritual, moral, político, económico) que la Iglesia apóstata ejerce y, especialmente, ejercerá al fin de los tiempos con el apoyo del Anticristo y sus fuerzas. «La Iglesia apóstata dice Ryrie será ecuménica.» Este mismo poder de la Roma religiosa se pone aquí para que se aprecie mejor el contexto posterior (vv. Apo 17:16-18), donde se describe su vergonzosa caída y destrucción, a manos precisamente de los mismos poderes que la sustentaban, y a los que ella servía de principal mentor.

5. Llegamos ya (vv. Apo 17:16-18) a la caída de la Babilonia religiosa, la Roma eclesiástica de los últimos tiempos: «La bestia y los diez cuernos que has visto, aborrecerán a la prostituta. La conducirán a la ruina y la dejarán desnuda; se comerán su carne y la abrasarán con fuego. Pues Dios ha puesto en sus corazones eso, para que lleven a cabo el designio divino poniéndose de acuerdo (comp. con el v. Apo 17:13) en entregar a la bestia su poder de gobernar, hasta que las palabras de Dios se hayan cumplido. La mujer que has visto es la gran ciudad que ejerce su soberanía sobre los reyes de la tierra» (NVI).

(A) El apoyo que el Anticristo y los líderes de las naciones a su servicio han prestado a la Babilonia religiosa, y el afecto que le han mostrado, se tornan ahora desprecio, odio y persecución. «La dejarán convertida en un desierto (gr. eremoménen, participio de pretérito), es decir, vacía de riquezas y arruinados sus habitantes, y desnuda, esto es, despojada de sus joyas y de sus vestidos suntuosos» (v. Apo 17:4). Más aún, «se comerán su carne por medio del robo y del pillaje, y la abrasarán con fuego», consumiéndola por completo.

(B) Llegamos así, de acuerdo con la profecía de Dan 9:27; Dan 11:36-39, al final de la primera mitad del período de la Gran Tribulación, tiempo en que el Anticristo ha salido con careta de paz, pactando con el pueblo judío y con la religión apóstata. Pero todo ello, tanto la falsa paz de la primera mitad de la última semana de Daniel, como la ruina de la Babilonia religiosa, ha sido controlado, y hasta planeado (comp. con Hch 2:23) por Dios (v. Apo 17:17): «Porque Dios dio (esto es, puso) en los corazones de ellos (de la bestia y de los diez reyes v. Apo 17:16 ) llevar a cabo el designio (gr. gnómen, ¡el mismo vocablo del v. Apo 17:13!) de Él» (Dios), no sólo en el castigo y destrucción de la Roma eclesiástica apóstata, sino también (v. Apo 17:17) «en llegar a una misma decisión (de nuevo, gnómen) y en dar el reino de ellos a la bestia» (lit.). Como puede verse, el verbo «dar» tiene aquí distintos matices y sentidos: De parte de Dios es una mera permisión; de parte de los diez reyes, una verdadera y cordial donación.

(C) Para que mejor se muestre la dirección y el control de Dios en todo este asunto, el texto sagrado especifica el límite puesto por el mismo Dios al triunfo arrogante de la Bestia sobre la Ramera (v. Apo 17:17): «Hasta que se hayan cumplido (futuro de la voz pasiva) las palabras de Dios» (lit.), es decir, los oráculos proféticos divinos sobre el castigo de la Gran Ramera (comp. con Mat 24:35).

(D) Finalmente, el ángel designa de nuevo a la Gran Ramera, a fin de que Juan no tenga duda alguna sobre su identificación: «La mujer que has visto (no hay otra en todo el capítulo que la descrita en los vv. Apo 17:1-7) es la gran ciudad (no como ciudad literal, pues entonces no sería un «misterio» v. Apo 17:5 , sino como sistema religioso) que ejerce su soberanía (lit. su realeza) sobre los reyes de la tierra» (NVI). En efecto, la Roma religiosa de los últimos tiempos estará montada sobre el Anticristo (v. Apo 17:3), no sólo para ser sostenida por el poder político mundial de la Bestia, sino también para dirigir ella misma la estrategia del Anticristo en los planes políticos y religiosos a escala mundial.

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