Génesis 31. Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? 2. Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3. pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. 4. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5. sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 6. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. 7. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. 8. Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 9. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 10. Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. 11. Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? 12. Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. 13. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí. 14. Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. 15. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. 16. A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. 17. Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 19. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. 20. Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes. 21. Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió. 22. Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. 23. Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. 24. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida. Génesis 3[1] No se ha hablado hasta ahora de la caída de los ángeles rebeldes; pero se la supone en esta narración, porque la serpiente representa un instrumento del mal. [4] 2 Cor 11, 3. [5] Puede traducirse Seréis como Dios. [6] Eclo 25, 33; 1 Tim 2, 14. [8] Es creíble que durante el estado de la inocencia Dios se dejaba ver de nuestros primeros padres bajo alguna figura acomodada a su condición y que esta aparición del Señor era precedida de algún ligero y suave viento que los avisaba. [9] No ignoraba Dios en dónde estaba Adán; mas, a manera de un padre lleno de misericordia, invita al hombre a que vuelva en sí. Como si dijera: ¿Por qué huyes ahora de mi presencia? [14] Aunque arrastrarse por tierra y comer de ella es propio de la serpiente, quiso Dios que fuese en adelante una señal de oprobio e ignominia, que se considerase como pena. Pero debemos tener presente que esta maldición, aunque comprende a la serpiente material, se dirige especialmente a la serpiente infernal o espíritu maligno. [15] He aquí la primera evidente promesa del Mesías, esto es, de un salvador. Es el primer anuncio de salvación o protoevangelio. Esta mujer es María y su descendiente es Cristo. El hijo de la mujer, Jesucristo, hijo de Dios, quebrantará tu cabeza. [16] 1 Cor 14, 34. [22] Es una ironía. Por las palabras uno de nosotros se entienden las tres divinas personas. [22] Los dos pecaron y fueron expulsados. La expulsión del paraíso implica la pérdida de la inmortalidad y la felicidad terrenal. |
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Copyright © Félix Torres Amat, Traducción de la Vulgata al castellano 1825.