Cantares 1:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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El título Cantar de los cantares es una especie de superlativo, para decir que es un cantar muy excelente, como se llama Santo de los santos al Lugar Santísimo. Su autor es Salomón, cuyos cánticos fueron 1.005 (1Re 4:32); los demás se han perdido. No se sabe cuándo lo compuso, pero es probable que lo compusiera a principios de su reinado.

1. La sulamita se dirige, con la imaginación, a su amado ausente. Dos son las cosas que de él desea:

(A) Su amor (v. Cnt 1:2): «¡Oh, si él me besara con besos de su boca!» Puesto que está enamorada, desea que su amado la bese cariñosamente. Quizá es un beso de reconciliación, semejante al de Esaú a Jacob y al del padre del Hijo Pródigo que volvía arrepentido. Da varias razones de su deseo: (a) La estima en que tiene su amor: «Porque mejores son tus amores (hebr. dodim, caricias de amor) que el vino», es decir, mejores que un buen banquete, pues eso es lo que significa aquí el vino (comp. Est 7:2; Isa 24:9). Las almas piadosas estiman el amar a Cristo y ser amadas de Él más que los más exquisitos placeres del sentido. (b) La fragancia de los perfumes del amado (v. Cnt 1:3): «Tus perfumes son gratos al olfato» (espléndida versión de F. Asensio). «El Midrás, dice el rabino Lehrman, lo aplica a Abraham, quien extendió el conocimiento del verdadero Dios del mismo modo que un perfume difunde su esencia.» Nosotros estamos llamados a difundir el buen olor de Cristo con una conducta realmente cristiana. (c) El prestigio de su nombre: «Tu nombre es como un ungüento que se vierte»; es estimado por todos los que le conocen. «Por eso las doncellas te aman.» Se imagina que todas habrían de estar tan enamoradas de su amado como lo está ella. Nótese en el versículo Cnt 1:2 el cambio repentino de la tercera persona a la segunda. ¡Tan intensa es su pasión!

(B) Su compañía (v. Cnt 1:4). Pide ansiosa a su amado que venga y se la lleve corriendo: «Llévame en pos de ti; corramos». Vemos, pues, (a) Su petición de ayuda; «Llévame» (lit. atráeme. Comp. Jua 6:44); esto es, «atráeme a ti, cerca de ti a casa contigo». También Cristo ha dicho que nadie puede venir a Él a menos que el Padre lo atraiga. (b) «¡Corramos!» La sulamita tiene prisa por salir del palacio de Salomón, que simboliza el mundo con sus placeres. El deseo del alma de correr tras Cristo es efecto de la gracia de Dios (2Co 3:5; Flp 4:13). (c) Da una razón de la prisa que tiene: «El rey me ha hecho entrar en sus mansiones»; esto es, me ha sacado de mi casa por la fuerza. Cuando los mártires cristianos eran obligados por la fuerza a ofrecer incienso a los dioses falsos, les podían forzar las manos, pero no el corazón. (d) El resto del versículo Cnt 1:4 se puede interpretar de dos maneras; primera, la sulamita viene a decir ahora que, a pesar de eso, ella se acuerda de su amado (v. la semejanza con los vv. Cnt 1:2 y Cnt 1:3); segunda (menos probable), las damas de la corte responden que ellas prefieren la compañía de Salomón.

2. La sulamita explica, a continuación, a las damas de la corte, por qué está morena (vv. Cnt 1:5, Cnt 1:6), literalmente negra, como las tiendas de Cedar, las negras tiendas de campaña de las tribus nómadas descendientes de Ismael (Gén 25:13; Sal 120:5); ello se debe a la tristeza y a los sufrimientos que padece (comp. Lam 4:7). Pero todavía esta hermosa, como las cortinas de Salomón, sus pabellones de pieles preciosas (Sal 104:2). También la Iglesia puede estar negra por la persecución que sufre, pero hermosa con la paciencia y constancia con que la soporta. En efecto, la negrura de la sulamita no es natural, sino contraída: (A) El sol la ha tostado (v. Cnt 1:6), en la ocupación fatigosa que le ha sido encomendada, pero eso ya se le pasará; así que no tienen que reparar en ella con menosprecio; cuando se le pase, aparecerá más hermosa que ellas. (B) Sus hermanos se enfadaron con ella y la pusieron a guardar las viñas. Probablemente, su padre había muerto; sus hermanos estaban irritados contra ella a causa de sus amores con el pastorcillo, por lo que la pusieron a cuidar las viñas para impedir que se viese con él.

Algo parecido les pasa a los creyentes, a quienes Cristo profetizó que, en muchos casos, sus propios familiares vendrían a ser sus peores enemigos. La última frase del versículo Cnt 1:6: «Mi propia viña no guardé» puede interpretarse de tres maneras: (a) no me cuidé de mis apariencias, al contrario que vosotras (así Ryrie); (b) Nunca tuve viñas propias que cuidar (Ibn Ezra); (c) Dejé de cuidar las viñas de la familia para venir en busca de mi amado (F. Asensio). Esta interpretación es la más probable.

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