Versículos Bíblicos

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Jeremías 2 - Biblia Castilian 2003

Jehová y la apostasía de Israel

1. La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:

2. Ve y grita a los o dos de Jerusalén lo siguiente: As dice Yahveh: Recuerdo de ti el cari o de tu juventud, el amor de tu noviazgo, cuando ibas tras de m por el desierto, por una tierra no sembrada.

3. Santo para Yahveh era Israel, primicia de su cosecha; cuantos lo com an, pecaban, les llegaba la desgracia - oráculo de Yahveh -.

4. Escucha la palabra de Yahveh, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel.

5. As dice Yahveh: "¿Qué culpa hallaron vuestros padres en m para que de m se alejaran y caminaran tras la nada, y en nada se convirtieran?".

6. Ni siquiera preguntaron: "¿Dónde está Yahveh, que nos sacó del pa s de Egipto y nos condujo por el desierto, tierra esteparia y agrietada, tierra seca y tenebrosa, tierra por donde nadie pasa y donde ningún hombre mora?".

7. Yo os llevé a un pa s que es un vergel, para que comierais de lo mejor de su fruto; pero llegasteis y manchasteis mi tierra, hicisteis abominable mi heredad.

8. Los sacerdotes no preguntaron: "¿Dónde está Yahveh?". Ni los que se ocupan de mi ley me conocieron. Los pastores se rebelaron contra m; los profetas profetizaron por Baal y se fueron tras los que de nada sirven.

9. Por eso voy a pleitear contra vosotros - oráculo de Yahveh -, y contra los hijos de vuestros hijos quiero pleitear.

10. Pasad a las islas de Quit n y ved; enviad gente a Quedar y examinad atentamente, mirad si sucedió cosa semejante:

11. ¿cambió de dioses alguna nación, y eso que ni siquiera son dioses? Pues mi pueblo cambió su gloria por lo que de nada sirve.

12. Pasmaos, cielos, de esto; estremeceos, horrorizaos en extremo - oráculo de Yahveh -,

13. pues dos males hizo mi pueblo: me abandonaron a m, fuente de aguas vivas, y se excavaron cisternas, cisternas agrietadas, que no retienen el agua.

14. ¿Es Israel un esclavo o un nacido en esclavitud? ¿Por qué se convirtió en una presa

15. por la que bramaban leoncillos, daban su rugido? Hicieron de su pa s un desierto, sus ciudades fueron incendiadas, no queda un solo habitante.

16. Incluso gentes de Nof y de Tafnis te afeitaron la coronilla.

17. ¿No eres tú la culpable, por haber abandonado a Yahveh, tu Dios, cuando te conduc a por el camino?

18. Y ahora, ¿a qué tienes tú que ir a Egipto a beber las aguas del Nilo? y, ¿a qué tienes que ir a Asiria a beber las aguas del R o?

19. Tu propia maldad te castiga, tus apostas as te escarmientan. Reconoce y advierte que es malo y amargo el haber dejado a Yahveh, tu Dios, y que en ti no se halle mi temor - oráculo del Se or Yahveh Sebaot -.

20. Desde antiguo quebraste tu yugo, tus coyundas has roto, diciendo: "No quiero servir", cuando sobre toda colina elevada y bajo todo árbol frondoso te echabas como prostituta.

21. Yo te hab a plantado como cepa escogida, toda ella de semilla genuina. ¿Cómo, pues, para m te has cambiado en sarmientos silvestres de vi a bastarda?

22. Aunque te laves con nitro y te eches cantidad de lej a, tu culpa sigue sucia ante m - oráculo del Se or Yahveh -.

23. ¿Cómo puedes decir: "No estoy sucia, detrás de los baales no he ido?". Mira tu conducta en el valle, reconoce lo que has hecho, joven camella, ligera y vagabunda,

24. asna salvaje, avezada al desierto. En el ardor de su celo olfatea el aire; su celo, ¿quién podrá contenerlo? Nadie que la busque tendrá que cansarse: encelada la encuentran.

25. Guarda tu pie de andar descalzo, y tu garganta de la sed. Tú respondes: "¡Es inútil! ¡No! Pues amo a extranjeros y tras ellos quiero ir".

26. Como la vergüenza de un ladrón que es sorprendido, as están avergonzados los de la casa de Israel: ellos, sus reyes y sus pr ncipes, sus sacerdotes y sus profetas,

27. que dicen al le o: "Mi padre eres tú", y a la piedra: "Tú me has dado a luz", mientras a m me dan la espalda y no la cara. Pero cuando las cosas se tuercen dicen: "¡Levántate y sálvanos!".

28. ¿Dónde están tus dioses, los que te fabricaste? ¡Que se levanten, a ver si te salvan en el tiempo de tu desgracia! Pues cuantas son tus ciudades, tantos son tus dioses, Judá.

29. ¿Por qué discut s conmigo? Todos vosotros os habéis rebelado contra m - oráculo de Yahveh -.

30. En vano castigué a vuestros hijos, no aprendieron la lección; vuestra espada devoró a vuestros profetas como león desgarrador.

31. ¡Oh generación! Atiende a la palabra de Yahveh: ¿He sido para Israel un desierto o una tierra tenebrosa? ¿Por qué mi pueblo dice: "Somos libres, no vendremos más a ti?".

32. ¿Olvida una joven sus adornos, una novia su cinturón? Pues mi pueblo me ha olvidado innumerables d as.

33. ¡Qué bien te las arreglas para buscar amor! Por eso hasta lo peor de los males has dirigido tus pasos.

34. Hasta en tus faldas se encuentra sangre de pobres, de inocentes, a quienes no sorprendiste en flagrante. Si, a pesar de todo eso,

35. dices: "S, soy inocente; apártese ya su ira de m ", aqu estoy presentándome a juzgarte por haber dicho: "No he pecado".

36. ¡Qué a la ligera tomas el cambiar tu camino! También de Egipto tendrás que avergonzarte, como de Asiria quedaste avergonzada.

37. También de all saldrás con las manos en la cabeza; porque Yahveh rechaza tus apoyos, y no tendrás éxito con ellos.