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Daniel 3 - La Biblia del Oso  RV1569

Rescatados del horno de fuego

1. EL Rey Nabuchodonoſor hizo vna eſtatua de oro, la altura de la qual era de ſeſenta cobdos, ſu anchura de ſeys cobdos. leuanto la enel cãpo de Dura en la prouincia de Babylonia.

2. Y embió el Rey Nabuchodonoſor à juntar los Grandes, los Aßiſtentes y Capitanes: Oydores, Receptores, los del cõſejo, Preſidentes, y à todos los Gouernadores de las prouincias, paraque vinießen à la dedicacion de la eſtatua, que el Rey Nabuchodonoſor auia leuantado.

3. Y fueron ayuntados los Grandes, los Aßiſtentes, y Capitanes, los Oydores, Receptores, los del conſejo, los Preſidentes, y todos los Gouernadores de las prouincias à la dedicacion de la eſtatua, queel Rey Nabuchodonoſor auia leuantado: y eſtauan en pie delante de la eſtatua, que auia leuantado el Rey Nabuchodonoſor.

4. Y el pregonero pregonaua à alta boz, Mandaſe à voſotros pueblos, naciones, y Lenguajes.

5. En oyendo el ſon de la bozina, del pifaro, del atãbor, de la harpa, del Pſalterio, de la cinfonia, y de todo inſtrumento muſico, os proſtrareys, y adorareys la eſtatua de oro, que el Rey Nabuchodonoſor ha leuantado.

6. Y qualquiera que no ſe proſtrâre y la adorâre, en la miſma hora, ſerá echado dẽtro del horno de fuego ardiendo.

7. Por loqual en oyendo todos los pueblos el ſon de la bozina, del pifaro, del atãbor, de la harpa, del Pſalterio, de la cinfonia, y de todo inſtrumento muſico, todos los pueblos, naciones, y lenguajes, ſe proſtraron, y adoraron la eſtatua de oro queel Rey Nabuchodonoſor auia leuantado.

8. Por eſto enel miſmo tiempo algunos varones Chaldeos ſe llegaron, y denunciarõ de los Iudios:

9. Hablando, y diziendo àl Rey Nabuchodonoſor, Rey para ſiempre biue.

10. Tu, ò Rey, puſiſte ley, que todo hombre en oyendo el ſon de la bozina, del pifaro, del atambor, de la harpa, del Pſalterio, de la cinfonia, y de todo inſtrumento muſico, ſe proſtraße, y adoraße la eſtatua de oro:

11. Y el que no ſe proſtraße, y la adoraße, fueße echado dentro del horno de fuego ardiendo.

12. Ay vnos varones Iudios, los quales tu puſiſte ſobre los negocios de la prouincia de Babylonia, Sidrach, Miſach, y Abdenago; eſtos varones, ò Rey, no han hecho cuenta de ti. no adoran tus dioſes, no adoran la eſtatua de oro, que tu leuantaſte.

13. Entonces Nabuchodonoſor dixo con yra y con enojo, que truxeßen à Sidrach, Miſach, y Abdenago. luego eſtos varones fueron traydos delante del Rey.

14. Habló Nabuchodonoſor, y dixoles: Es verdad, Sidrach, Miſach, y Abdenago, q̃ voſotros no hõrrays à mi dios, ni adorays la eſtatua de oro que yo leuanté?

15. Aora pues. Eſtays preſtos paraq̃ en oyendo el ſon de la bozina, del pifaro, del atambor, de la harpa, del pſalterio, dela cinfonia, y de todo inſtrumento muſico, os proſtreys, y adoreys la eſtatua que yo hize? Porque ſino la adorardes, en la miſma hora ſereys echados en medio del horno de fuego ardiendo: Y que dios ſerá aquel q̃ os libre de miſmanos?

16. Sidrach, Miſach, y Abdenago reſpondierõ, y dixerõ àl Rey Nabuchodonoſor, No curamos de reſpõderte ſobre eſte negocio:

17. Heaqui nueſtro Dios à quien hõrramos, puede librarnos del horno de fuego ardiẽdo, Y de tu mano, ò Rey, nos librará.

18. Y ſino: Sepas, ò Rey, que tu dios no adoraremos, Y la eſtatua que tu leuantaſte, no hôrraremos.

19. Entõces Nabuchodonoſor fue lleno de yra, y la figura de ſu roſtro ſe demudó ſobre Sidrach, Miſach, y Abdenago. habló y mandó, que el horno ſe encendieße ſiete vezes tanto de loque cada vez ſolia.

20. Y mandó à hõbres valientes en fuerça que eſtauan en ſu exercito, que ataßen à Sidrach, Miſach, y Abdenago para echarlos enel horno de fuego ardiendo.

21. Entóces eſtos varones fueron atados cõ ſus mantos, y ſus calças, y ſus turbantes, y ſus veſtidos, y fuerõ echados dentro del horno de fuego ardiendo:

22. Porq̃ la palabra del Rey daua prießa, y auia procurado que ſe encendieße mucho. La llama del fuego mató a aq̃llos hombres que auian alçado à Sidrach, Miſach, y Abdenago.

23. Y eſtos tres varones Sidrach, Miſach, y Abdenago cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo.

24. Entonces Nabuchodonoſor ſe eſpantó, y ſe leuantó aprießa: y habló, y dixo à los de ſu cõſejo: No echamos tres varones atados dentro del fuego? Ellos reſpondieron y dixeron àl Rey, E s verdad ô Rey.

25. Reſpõdió y dixo, Heaqui que yo veo quatro varones ſueltos, que ſe paßean en medio del fuego: y ningũ daño ay enellos: y el parecer del quarto es ſemejante à hijo de Dios.

26. Entonces allegóſe Nabuchodonoſor à la puerta del horno de fuego ardiendo: y habló y dixo, Sidrach, Miſach, y Abdenago ſieruos del alto Dios, ſalid y venid. Entonces Sidrach, Miſach y Abdenago ſalieron de en medio del fuego.

27. Y juntaronſe los Grandes, los gouernadores, y los Capitanes, y los del conſejo del Rey para mirar eſtos varones, como el fuego no ſe enſeñoreó de ſus cuerpos: ni cabello de ſus cabeças fue quemado, ni ſus ropas ſe mudaron, ni olor de fuego paßó por ello.

28. Nabuchodonoſor habló, y dixo, Bẽdito el Dios deellos, de Sidrach, Miſach, y Abdenago, que embió ſu Angel, y libró ſus ſieruos, que eſperarõ enel, y el mandamiento del Rey mudaron, y entregaron ſus cuerpos antes que ſiruießen ni adoraßen otro dios que ſu Dios.

29. Por mi pues ſe pone decreto, que todo pueblo, nacion, ò lenguaje, que dixêre blaſphemia contra el Dios de Sidrach, Miſach, y Abdenago, ſea deſquartizado, y ſu caſa ſea pueſta por muladar: porquanto no ay Dios que pueda librar como eſte:

30. Entõces el Rey ennobleció à Sidrach, Miſach, y Abdenago en la prouincia de Babylonia.