1 Juan 4 - Reina Valera 1995El Espíritu de Dios y el espíritu del anticristo1. Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. 2. En esto conoced el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne,[1] es de Dios; 3. y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios;[2] y este es el espíritu del Anticristo,[3] el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.[4] 4. Hijitos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros[5] que el que está en el mundo.[6] 5. Ellos son del mundo; por eso hablan de las cosas del mundo y el mundo los oye.[7] 6. Nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios, nos oye;[8] el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad[9] y el espíritu de error. Dios es amor7. Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios.[10] Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. 8. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.[11] 9. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros:[12] en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por él. 10. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo[13] en propiciación por nuestros pecados.[14] 11. Amados, si Dios así nos ha amado, también debemos amarnos unos a otros. 12. Nadie ha visto jamás a Dios.[15] Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se ha perfeccionado en nosotros. 13. En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.[16] 14. Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo.[17] 15. Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios. 16. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor,[18] y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios en él. 17. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza[19] en el día del juicio, pues como él es, así somos nosotros en este mundo.[20] 18. En el amor no hay temor,[21] sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.[22] 19. Nosotros lo amamos a él[23] porque él nos amó primero. 20. Si alguno dice: "Yo amo a Dios", pero odia a su hermano, es mentiroso, pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?[24] 21. Y nosotros tenemos este mandamiento de él: "El que ama a Dios, ame también a su hermano".[25] |