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Esdras 1 - Reina Valera 1995

El decreto de Ciro

1. En el primer año de Ciro,[1] rey de Persia, para que se cumpliera la palabra de Jehová anunciada por boca de Jeremías,[2] despertó Jehová el espíritu[3] de Ciro, rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito en todo su reino, este decreto:[4]

2. "Así ha dicho Ciro, rey de Persia: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha mandado que le edifique una casa en Jerusalén, que está en Judá.[5]

3. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, sea Dios con él, suba a Jerusalén, que está en Judá, y edifique la casa a Jehová, Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén.

4. Y a todo el que haya quedado,[6] en cualquier lugar donde habite, que las gentes de su lugar lo ayuden con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén".

El regreso a Jerusalén

5. Entonces se levantaron los jefes de las casas paternas de Judá y de Benjamín, los sacerdotes y levitas, todos aquellos a quienes Dios puso en su corazón subir a edificar la casa de Jehová, la cual está en Jerusalén.

6. Y todos los que habitaban en los alrededores los ayudaron con plata y oro, con bienes y ganado, y con cosas preciosas, además de toda clase de ofrendas voluntarias.[7]

7. El rey Ciro sacó los utensilios de la casa de Jehová que Nabucodonosor se había llevado de Jerusalén y había depositado en la casa de sus dioses.[8]

8. Los sacó, pues, Ciro, rey de Persia, por medio del tesorero Mitrídates, el cual los contó y se los entregó a Sesbasar,[9] príncipe de Judá.

9. La cuenta de ellos es esta: treinta tazones de oro, mil tazones de plata, veintinueve cuchillos,

10. treinta tazas de oro, otras cuatrocientas diez tazas de plata, y otros mil utensilios.

11. En total, los utensilios de oro y de plata eran cinco mil cuatrocientos.[10] Todo esto lo hizo llevar Sesbasar con los que subieron del cautiverio de Babilonia a Jerusalén.[11]