Hechos 2 - Reina Valera 2000La venida del Espíritu Santo1. Cuando se cumplió plenamente el día de pentecostés, estaban todos unánimes juntos en el mismo sitio; 2. y de repente vino un estruendo del cielo como de un viento vehemente que venía [con ímpetu], el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3. y [se] les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, que se asentó sobre cada uno de ellos. 4. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, como el Espíritu Santo les daba que hablasen. 5. (Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones religiosos, de todas las naciones que [están] debajo del cielo.) 6. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar su propia lengua. 7. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: He aquí ¿no son galileos todos éstos que hablan? 8. ¿Cómo, pues, les oímos nosotros [hablar] cada uno en su lengua en que somos criados? 9. partos y medos, y elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea y en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10. En Frigia y Panfilia, en Egipto y en las partes de Africa que está de la otra parte de Cirene, y romanos extranjeros, tanto judíos como convertidos, 11. cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. 12. Y estaban todos atónitos y perplejos, diciendo los unos a los otros: ¿Qué es esto? 13. Mas otros burlándose, decían: Que están llenos de mosto. Primer discurso de Pedro14. Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó su voz, y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. 15. Porque éstos no están borrachos, como vosotros pensáis, siendo la hora tercia del día; 16. mas esto es lo que fue dicho por el profeta Joel: 17. Y será en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; y vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros viejos soñarán sueños. 18. Y [de] cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días, derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. 19. Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo; 20. El sol se volverá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto; 21. y acontecerá que todo aquel que invocare el Nombre del Señor, será salvo. 22. Varones Israelitas, oíd estas palabras: El Jesús Nazareno, varón aprobado de Dios entre vosotros en maravillas y prodigios y señales, que Dios hizo por él en medio de vosotros, como también vosotros sabéis; 23. éste, entregado por determinado consejo y providencia de Dios, tomándolo [vosotros] lo matasteis con manos inicuas, colgándole en un madero; 24. al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible ser detenido de ella. 25. Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; porque lo tengo a la diestra, no seré removido. 26. Por lo cual mi corazón se alegró, y mi lengua se gozó; y aun mi carne descansará en esperanza; 27. que no dejarás mi alma en el infierno, ni darás a tu Santo que vea corrupción. 28. Me hiciste notorios los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia. 29. Varones hermanos, se os puede libremente decir del patriarca David, que murió, y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. 30. Así que siendo profeta, y sabiendo que con juramento le había Dios jurado que del fruto de su lomo, [en] cuanto a la carne, levantaría al Cristo que se sentaría sobre su trono; 31. viéndolo antes, habló de la resurrección del Cristo, que su alma no fue dejada en el infierno, ni su carne vio corrupción. 32. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33. Así que, levantado por la diestra de Dios, y recibiendo del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros ahora veis y oís. 34. Porque David no subió a los cielos; pero él dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, 35. hasta que ponga a tus enemigos [por] estrado de tus pies. 36. Sepa pues ciertísimamente toda la Casa de Israel, que a este Jesús que vosotros colgasteis en un madero, Dios ha hecho Señor y Cristo. 37. Entonces oído esto, fueron compungidos de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 38. Y Pedro les dice: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, [el] Cristo, para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. 39. Porque a vosotros es la promesa, y a vuestros hijos, y a todos los que están lejos; a cualesquiera que el Señor nuestro Dios llamare. 40. Y con otras muchas palabras testificaba y [los] exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. 41. Así que, los que recibieron su palabra, fueron bautizados; y fueron añadidas a ellos aquel día como tres mil personas. 42. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, y en la comunión, y en el partimiento del pan, y en las oraciones. La vida de los primeros cristianos43. Y toda persona tenía temor; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. 44. Y todos los que creían estaban juntos; y tenían todas las cosas comunes; 45. Y vendían las posesiones, y las haciendas, y las repartían a todos, según la necesidad de cada uno. 46. Y perseverando unánimes cada día en el Templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y con sencillez de corazón, 47. alabando a Dios, y teniendo gracia con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos. |