Versículos Bíblicos

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1 Reyes 3 - Serafín de Ausejo 1975

Salomón se casa con la hija de Faraón

1. Salomón emparentó con el Faraón, rey de Egipto, tomando por esposa a la hija del Faraón. Y la trajo a la ciudad de David hasta que él terminara de construir su palacio, el templo de Yahveh y las murallas alrededor de Jerusalén.

2. Por aquel entonces el pueblo ofrecía sacrificios en los lugares altos, porque aún no se había edificado una casa al nombre de Yahveh.

Salomón pide sabiduría

3. Salomón se mostraba amante de Yahveh y seguía las normas de su padre David, aunque también ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los lugares altos.

4. Fue, pues, el rey a Gabaón para ofrecer sacrificios allí, por ser el lugar alto de mayor importancia. Salomón ofreció mil holocaustos sobre aquel altar.

5. En Gabaón se apareció Yahveh a Salomón en sueños durante la noche. Y le dijo Dios: "Pídeme lo que quieras que te dé".

6. Respondió Salomón: "Tú trataste con gran benevolencia a tu siervo David, mi padre, porque él caminó ante tu faz con lealtad y justicia y rectitud de corazón hacia ti. Y tú le conservaste esta gran benevolencia al concederle un hijo que se sentara sobre su trono tal y como hoy acontece.

7. Y así, Yahveh, mi Dios, tú has puesto como rey a tu siervo en lugar de mi padre David. Pero yo soy un niño pequeño que no sabe aún conducirse.

8. Por otra parte, tu siervo está en medio del pueblo que tú elegiste y que es tan numeroso que no se puede contar ni calcular su muchedumbre.

9. Concede, pues, a tu siervo un corazón prudente, para que sepa juzgar a tu pueblo y discernir entre lo bueno y lo malo. Porque ¿quién es capaz de juzgar a este pueblo tuyo tan considerable?".

10. Agradó al Señor que Salomón hiciera esta petición,

11. por lo que le dijo Dios: "Puesto que has pedido esto para ti, y no una larga vida, ni riquezas, ni la vida de tus enemigos, sino entendimiento para discernir lo que es equitativo,

12. voy a concederte lo que pides: te daré un corazón tan sabio e inteligente como no ha habido otro antes de ti ni lo habrá después de ti.

13. Y te concedo, además, lo que no me has pedido: riquezas y gloria tales que no habrá ningún rey como tú mientras vivas.

14. Y si andas por mis caminos y guardas mis mandamientos y preceptos como lo hizo David, tu padre, prolongaré tus días".

15. Salomón se despertó y se dio cuenta de que había tenido un sueño. Se volvió a Jerusalén, se presentó ante el arca de la alianza del Señor, ofreció holocaustos y sacrificios de comunión y dio un banquete a todos sus servidores.

Sabiduría y prosperidad de Salomón

16. Por aquel entonces se presentaron ante al rey dos prostitutas.

17. Le dijo una de ellas: "¡Óyeme, señor mío! Yo y esta mujer vivimos en la misma casa; y yo di a luz estando con ella en la casa.

18. A los tres días de mi alumbramiento, también esta mujer dio a luz. Estábamos nosotras juntas, y ningún extraño había con nosotras en la casa. Estábamos nosotras dos solas.

19. Pero el hijo de esta mujer murió una noche, porque ella se había acostado encima de él.

20. Ella se levantó a medianoche, tomó a mi hijo de mi lado mientras tu sierva dormía, y lo recostó en su regazo, y en mi regazo puso a su hijo muerto.

21. Cuando me levanté por la mañana para dar el pecho a mi hijo, vi que estaba muerto, pero después, a la luz del día, lo miré atentamente y vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz".

22. Replicó la otra mujer: "No es verdad. Mi hijo es el que está vivo, y el tuyo el que está muerto". Pero la primera decía: "No es cierto. Tu hijo es el muerto, y el mío es el vivo". Y así discutían en presencia del rey.

23. Dijo entonces el rey: "Ésta dice: "Mi hijo es el vivo, y tu hijo el muerto". Mientras que aquélla replica: "No es cierto; tu hijo es el muerto, y el mío es el vivo"".

24. Y añadió el rey: "Traedme una espada". Trajéronle al rey una espada

25. y él ordenó: "Partid en dos al niño vivo y dad una mitad a una y la otra mitad a la otra".

26. Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, dirigiéndose al rey, porque se le habían conmovido las entrañas por su hijo, le dijo: "¡Por favor, señor mío! Entregadle a ésta el niño vivo, pero no lo matéis". Por el contrario, la otra decía: "No será para mí, ni para ti; que lo partan".

27. Entonces el rey intervino diciendo: "Entregad a aquélla el niño vivo y no lo matéis; ella es su madre".

28. Se enteró todo Israel de la sentencia que había pronunciado el rey y sintieron temor reverencial ante él, pues vieron que en él había sabiduría divina para administrar justicia.