Versículos Bíblicos

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Nehemías 2 - Serafín de Ausejo 1975

Artajerjes envía a Nehemías a Jerusalén

1. En el mes de nisán del año vigésimo del rey Artajerjes, teniendo yo el vino ante mí, lo tomé y se lo serví al rey. Yo estaba muy triste en su presencia.

2. Entonces el rey me preguntó: "¿Por qué está tan triste tu semblante, siendo así que no estás enfermo? Eso no puede ser sino algún gran pesar del corazón". Yo sentí gran temor,

3. pero dije al rey: "¡Viva el rey por siempre! ¿Cómo no ha de estar triste mi semblante, cuando la ciudad en que están los sepulcros de mis padres está en ruinas y sus puertas consumidas por el fuego?".

4. Díjome el rey: "¿Qué pretendes, pues?". Encomendándome al Dios del cielo,

5. respondí al rey: "Si le parece bien al rey, y si cuento con tu benevolencia, te ruego que me envíes a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y yo la reedificaré".

6. El rey, que tenía sentada a su lado a la reina, me dijo: "¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo estarás de vuelta?". Le fijé yo un plazo que le pareció bien al rey y me dejó partir.

7. Todavía añadí al rey: "Si le parece bien al rey, dénseme cartas para los gobernadores de la Transeufratina, para que me dejen pasar hasta que llegue a Judá,

8. y asimismo otra carta para Asaf, guarda del bosque real, a fin de que me proporcione maderas con que construir las puertas de la ciudadela que está junto al templo, las murallas de la ciudad y la casa en la que yo voy a habitar". Y me lo concedió el rey, pues la mano bondadosa de Dios estaba conmigo.

9. Me dirigí, pues, a los gobernadores de la Transeufratina y les entregué las cartas del rey, quien además envió conmigo, como escolta, jefes del ejército y gente de a caballo.

10. Al enterarse de ello Sanbalat, el joronita, y Tobías, el siervo amonita, les pareció muy mal que hubiera llegado alguien para procurar el bien a los israelitas.

Nehemías anima al pueblo a reedificar los muros

11. Llegué a Jerusalén y permanecí allí tres días.

12. Luego me levanté de noche, acompañado de unos pocos hombres, sin manifestar a nadie lo que Dios me había inspirado en el corazón que hiciera en favor de Jerusalén. Sólo llevaba conmigo la cabalgadura en que yo iba montado.

13. Salí de noche por la puerta del Valle en dirección a la fuente del Dragón y a la puerta del Muladar. Inspeccioné los puntos en que las murallas de Jerusalén estaban derruidas y las puertas consumidas por el fuego.

14. Pasé luego a la puerta de la Fuente y a la alberca del rey, pero no había lugar por donde pudiera pasar mi cabalgadura.

15. Todavía de noche, subí por el Torrente e inspeccioné la muralla. Luego, dando la vuelta, entré por la puerta del Valle y así concluí la ronda.

16. Los magistrados no sabían adónde había ido yo ni qué había hecho, porque ni a los judíos, ni a los sacerdotes, ni a los principales, ni a los consejeros, ni al resto de los funcionarios había yo manifestado nada hasta entonces.

17. Luego les dije: "Vosotros mismos veis la triste situación en que nos hallamos: Jerusalén está en ruinas y sus puertas han sido consumidas por el fuego. Vamos a reconstruir la muralla de Jerusalén. ¡No seamos ya más objeto de oprobio!".

18. Les hice saber cómo la mano bondadosa de mi Dios había estado conmigo, y las palabras que el rey me había dicho. Y exclamaron: "¡Empecemos ya la reconstrucción!". Y se animaron a emprender esta buena obra.

19. Cuando Sanbalat, el joronita, y Tobías, el siervo amonita, y Guese, el árabe, lo supieron, se rieron de nosotros y nos despreciaron diciendo: "Qué estáis haciendo? ¿Es que os rebeláis contra el rey?".

20. Yo les respondí: "El Dios del cielo nos hará triunfar. Nosotros, sus siervos, vamos a comenzar la reconstrucción. Pero vosotros no tendréis parte ni derecho ni recuerdo alguno en Jerusalén".