Versículos Bíblicos

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Nehemías 2 - La Biblia Textual 3a Edicion

Artajerjes envía a Nehemías a Jerusalén

1. Y en el año vigésimo del rey Artajerjes, en el mes de Nisán,° aconteció que estando el vino delante de él, yo tomé el vino y se lo serví al rey. Y como yo nunca antes había estado triste en su presencia,

2. el rey me dijo: ¿Por qué está triste tu rostro, ya que no estás enfermo? ¿No es esto aflicción de corazón? Entonces temí en gran manera,

3. y respondí al rey: ¡Viva el rey para siempre! ¿Cómo no ha de estar triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está en ruinas y sus puertas consumidas por el fuego?

4. Y me preguntó el rey: ¿Qué es lo que me pides? Entonces oré al Dios de los cielos,

5. y dije al rey: Si al rey le place, y si tu siervo ha hallado gracia delante de ti, te ruego que me envíes a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, para que pueda reedificarla.

6. Y el rey me dijo (estando la consorte junto a él): ¿Cuánto durará tu viaje y cuándo volverás? Y como al rey le pareció bien enviarme, yo le definí el plazo.

7. Dije además al rey: Si al rey le parece bien, que se me den cartas para los gobernadores de Más Allá del Río,° para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá,

8. y también una carta para Asaf, guarda del bosque del rey, a fin de que me dé madera para enmaderar las puertas de la ciudadela que está junto a la Casa,° y para el muro de la ciudad, y para la casa en que yo he de estar. Y el rey me lo concedió, según la benéfica mano de mi Dios sobre mí.

9. Y el rey envió conmigo capitanes del ejército y jinetes, y así, cuando llegué a los gobernadores de Más Allá del Río les entregué las cartas reales.

10. Pero cuando Sanbalat horonita y Tobías, el siervo amonita, lo oyeron, se disgustaron en gran manera de que alguien llegara a procurar el bien de los hijos de Israel.

Nehemías anima al pueblo a reedificar los muros

11. Así llegué a Jerusalem y estuve allí tres días.

12. Y me levanté de noche, yo y unos pocos hombres conmigo, y a nadie declaré lo que mi Dios había puesto en mi corazón para hacer por Jerusalem. No había bestia alguna conmigo, excepto el animal en que cabalgaba.

13. Y salí de noche por la puerta del Valle, y pasé por la fuente del Dragón y por la puerta del Muladar, y estuve inspeccionando los muros de Jerusalem, que estaban destruidos, y sus puertas consumidas por el fuego.

14. Pasé luego a la puerta de la Fuente y fui hasta el estanque del Rey, pero no había espacio para que pasara la bestia en que iba.

15. Y subí de noche por el torrente e inspeccioné el muro, y al volver, entré de nuevo por la puerta del Valle, y así regresé.

16. Pero los prefectos no sabían a dónde yo había ido ni qué había hecho, pues hasta entonces no había informado a los judíos ni a los sacerdotes, ni a los principales ni a los prefectos ni a los demás que hacían la obra.

17. Entonces les dije: Vosotros veis el mal en que estamos, cómo Jerusalem está destruida y sus puertas devastadas por el fuego. ¡Venid y reedifiquemos el muro de Jerusalem, y no estemos más en oprobio!

18. Y les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que me había dicho el rey. Entonces respondieron: ¡Levantémonos y reedifiquemos! Así fortalecieron ellos sus manos para la buena obra.

19. Pero cuando Sanbalat horonita, y Tobías, el siervo amonita, y Gesem el árabe,° lo oyeron, se burlaron de nosotros y nos dijeron despectivamente: ¿Qué estáis haciendo vosotros? ¿Acaso os rebeláis contra el rey?

20. Y les respondí diciendo: El Dios de los cielos nos prosperará; por tanto nosotros, sus siervos, nos levantaremos y edificaremos, pero vosotros no tenéis parte, ni derecho, ni memoria en Jerusalem.