Jeremías 10:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Jeremías 10:1 | Comentario Bíblico Online

I. Se le encarga solemnemente al pueblo de Dios que no se acomode a los caminos de los gentiles (vv. Jer 10:1, Jer 10:2): Que escuche Israel la voz del Dios de Israel (v. Jer 10:2): «No aprendáis el camino de las naciones, no lo aprobéis ni penséis que es cosa de poca importancia seguirlo». El camino de los gentiles incluía el culto al ejército de los cielos: al sol, la luna y las estrellas; les otorgaban honores divinos, y de ellos esperaban favores divinos. Ahora bien, Dios no quería que Su pueblo se amedrentase ante las señales del cielo (v. Jer 10:2), «como eclipses y meteoros, que otras naciones consideraban ser portentos del mal» (Freedman). Que teman al Dios de los cielos y no tendrán por qué temer las señales de los cielos, pues las estrellas en sus órbitas no pelean contra persona alguna que esté en paz con Dios.

II. Las buenas razones que se dan para fundamentar esta orden.

1. El camino de los paganos es absurdo y está condenado por los dictados de la recta razón.

(A) Los estatutos y las ordenanzas de los gentiles son vanidad (v. Jer 10:3). Los caldeos se jactaban de su sabiduría, en la que se creían muy superiores a todos sus vecinos; pero el profeta muestra aquí que ellos, así como todos los demás que adoraban a los ídolos y esperaban ayuda de ellos, carecían de sentido común. Que consideren el material del ídolo que adoran (v. Jer 10:3): «No es más que un leño que del bosque cortaron, y que un artífice aserró, pulió y le dio la forma deseada, es obra de manos de artífice con buril» (comp. Isa 44:12.). Para que no se vea la madera, lo adornan con plata y oro (v. Jer 10:4), es decir, lo recubren de metales preciosos; y para que no se caiga ni lo roben, lo aseguran con clavos y martillo. Pero, aun así, ¿de qué sirve? «Son como un espantapájaros en un huerto de pepinos» (v. Jer 10:5. ¡Fino sarcasmo!) No hay por qué temerlos (v. Jer 10:5), porque no pueden hacer ni mal ni bien.

(B) Las instrucciones que de los ídolos se reciben (v. Jer 10:8) son tan vanidad como ellos mismos, pues, por mucho que los adornen, no pasan de ser un leño vestido de metal, por más que artífices y orfebres (v. Jer 10:9) se empeñen en hermosearlo con el mejor material: plata de Tarsis (sur de España) y oro de Ufaz (comp. con Dan 10:5). «Los visten (v. Jer 10:9) de azul y de púrpura, como si, además de ser dioses, fuesen reyes, de quienes se esperan favores, no sólo divinos, sino también regios.» Tanto los idólatras (v. Jer 10:14) como los artífices de los ídolos, se llenarán de vergüenza un día (v. Jer 10:15), cuando quede evidente que no sirven para nada, pues son pura falsedad (v. Jer 10:14), ya que no son lo que aparentan ser: tienen figura de dioses que pueden dar aliento, vida y sentido, cuando ellos mismos no tienen aliento, ni vida ni sentido. «No hay espíritu (v. Jer 10:14, al final) en ella, esto es, en esa obra de fundición»; ni siquiera el espíritu de una bestia, que desciende abajo a la tierra (Ecl 3:21).

(C) Así que los adoradores de esos ídolos (v. Jer 10:8) «todos a la par están embrutecidos y entontecidos (comp. con Sal 115:8; Rom 1:21, Rom 1:22)». A pesar de que las obras de la creación reflejan claramente el eterno poder y la deidad del Creador, ellos «se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido» (Rom 1:21), por no tener a bien el reconocer a Dios (Rom 1:28), al único Dios verdadero.

2. En efecto, el Dios de Israel es el único Dios verdadero y viviente (vv. Jer 10:6, Jer 10:7); erigir cualquier otro dios para que le haga competencia es la mayor afrenta posible que se le pueda hacer. El profeta se vuelve de hablar de los ídolos con el mayor desdén, a hablar del Dios de Israel con la más profunda y temblorosa reverencia.

(A) ¿Qué es la gloria de cualquier hombre sabio que haya inventado un arte primoroso, o haya fundado un reino floreciente (y éstos eran entre los gentiles suficientes motivos para divinizar a un hombre), en comparación con la gloria del Creador del mundo, que forma el espíritu del hombre dentro de él, pues es el Padre de los espíritus? ¿Qué es la gloria del mayor príncipe o potentado, comparada con la del «Rey de las naciones» (v. Jer 10:7), pues no es un dios tribal ni nacional, sino el Dios y Soberano de todo el Universo?

(B) Su verdad es tan grande como lo es la falsedad de los ídolos (v. Jer 10:10). Los ídolos son obra de las manos del hombre; el hombre es obra de las manos de Dios. Los ídolos no tienen aliento ni vida; Dios es la Vida misma, y fuente de vida para todas las criaturas vivientes. Los ídolos, lo mismo que quienes les adoran, perecerán (vv. Jer 10:11, Jer 10:15); Dios es (v. Jer 10:10) el Rey eterno; siempre existente y nunca destronado. Aunque todas las naciones se junten contra Él, «no pueden aguantar, sobrellevar, su indignación».

(C) Jehová es el Dios de la naturaleza, y todos los poderes de la naturaleza están a Su servicio (vv. Jer 10:12, Jer 10:13). Si mirarnos atrás, hallaremos que el mundo entero le debe a Él su origen y conservación como a la Causa Primera. Incluso entre los griegos paganos era un dicho común: «El que quiera erigirse a sí mismo en otro dios, debe primero crear otro mundo». La tierra (v. Jer 10:12), con los inmensos tesoros de sus entrañas y los copiosos frutos de su faz exterior, ha sido hecha con el poder de Dios; y sólo un poder infinito puede hacerla sostenerse pendiendo de nada. Su sabiduría fue la que puso en orden el mundo (v. Jer 10:12, comp. con Pro 8:22-31). Con Su entendimiento (v. Jer 10:12) extendió los cielos «como si fuesen la cubierta de una tienda de campaña (Sal 104:2)» (Asensio). Ellos declaran Su gloria (Sal 19:1) y nos obligan igualmente a nosotros a publicarla y a no dar a los cielos la gloria que se debe al Creador de los cielos.

(D) Al mirar hacia arriba, vemos también Su providencia como si fuera una continua creación (v. Jer 10:13). La imaginería de este versículo es bien conocida por otros lugares: «A su voz (comp. con Sal 29:3-9), es decir, con el trueno, se produce muchedumbre de aguas en el cielo, tan convenientes para regar la tierra; y hace subir las nubes (comp. con Sal 135:7) del extremo de la tierra, ya que parecen surgir del horizonte; hace los relámpagos para la lluvia (lit.). Dice Freedman: Los relámpagos traspasan las nubes para que éstas vacíen su contenido sobre la tierra (v. Sal 135:7) ; y saca el viento de sus depósitos (v. Sal 135:7; Sal 147:8)». Dice M. Henry: «Toda la tierra paga el tributo de los vapores, porque toda la tierra recibe las bendiciones de la lluvia. Y así continúa la humedad circulando en el universo para bien de todos y de todo, como circula la moneda en un reino y la sangre en un cuerpo».

(E) Este Dios es el Dios que tiene pacto con Israel. Por tanto, la casa de Israel debe adherirse a Él y no abandonarle para seguir en pos de los ídolos, pues (v. Jer 10:16) la porción de Jacob no es así, esto es, Dios (v. Sal 16:5) no es como la porción de los idólatras (una vanidad perecedera v. Jer 10:15 ); la roca de ellos no es como nuestra roca (Deu 32:31). Si nos satisfacemos en Dios como en nuestra porción, Él tendrá Su contentamiento en nosotros como en Su pueblo, a quien Él reconoce como la tribu de su heredad (v. Jer 10:16), donde Dios mora y donde se le adora y sirve. Gran consuelo es para el pueblo de Dios saber que Aquel a quien aman y sirven es el Hacedor de todo.

3. Después de comparar a los dioses de los gentiles con el Dios de Israel, el profeta les lee la sentencia a todos esos idólatras y ordena a los judíos, en nombre de Dios, que sean ellos mismos quienes la lean a los adoradores de los ídolos (v. Jer 10:11): «Les diréis así: Los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra, desaparecerán de la tierra y de debajo de los cielos». Los primitivos cristianos dirían cuando se les quería obligar a rendir adoración a un dios así: ¡Que haga un mundo, y será mi dios! Cuando Dios tome cuentas a los idólatras, les hará estar tan hartos de sus ídolos que los arrojarán a los topos y a los murciélagos (Isa 2:20).

Jeremías 10:1 explicación
Jeremías 10:1 reflexión para meditar
Jeremías 10:1 resumen corto para entender
Jeremías 10:1 explicación teológica para estudiar
Jeremías 10:1 resumen para niños
Jeremías 10:1 interpretación bíblica del texto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí