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Nehemías 2 - Version Moderna (1929)

Artajerjes envía a Nehemías a Jerusalén

1. ACONTECIÓ pues que en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, habiendo vino delante de él, yo tomé el vino, y se lo dí al rey: y no había estado triste en su presencia antes.

2. Me dijo pues el rey: ¿Por qué está triste tu rostro, ya que no estás enfermo? No es ésta otra cosa que pesar de corazón. Entonces temí con gran temor.

3. Y dije al rey: ¡Viva el rey para siempre! ¿Por qué no ha de estar triste mi rostro, cuando la ciudad de los sepulcros de mis padres está desierta, y sus puertas quemadas a fuego?

4. Me preguntó pues el rey: ¿Qué es lo que solicitas? Entonces oré al Dios del cielo:

5. y dije al rey: Si le place al rey, y si tu siervo es acepto a tu vista, ruégote me envíes a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, para que yo la edifique.

6. El rey entonces me preguntó (y la reina estaba sentada a su lado): ¿Para cuándo será tu partida; y cuándo volverás? Y le pareció bien al rey enviarme; y yo le señalé plazo.

7. Dije también al rey: Si le place al rey, ruego que se me den cartas para los gobernadores de más allá del río, para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá;

8. y una carta a Asaf, guarda de los bosques que son del rey, a fin de que me dé maderos para las vigas de las puertas de la fortaleza que pertenece a la Casa de Dios, y para el muro de la ciudad, y para la casa en que yo he de entrar. Y el rey me las dió, según era buena sobre mí la mano de mi Dios.

9. Vine pues a los gobernadores de más allá del río, a quienes entregué las cartas del rey: y el rey había enviado conmigo capitanes del ejército y gente de a caballo.

10. ¶Mas cuando oyeron de ello Sanbalat horonita, y Tobías el siervo, ammonita, lo llevaron muy a mal que hubiese venido un hombre para procurar el bien de los hijos de Israel.

Nehemías anima al pueblo a reedificar los muros

11. Yo entré pues en Jerusalem, y estuve allí tres días.

12. Entonces me levanté de noche, yo y unos pocos hombres que había conmigo; y no había dicho a ninguno lo que mi Dios había puesto en mi corazón hacer por Jerusalem; ni había conmigo bestia alguna sino la bestia en que yo iba montado.

13. Salí pues por la puerta del Valle, de noche, y fuí a la fuente del Dragón, y a la puerta del Muladar; y estuve un rato contemplando los muros de Jerusalem, cómo estaban derribados, y sus puertas quemadas a fuego.

14. Luego pasé adelante a la puerta de la Fuente, y al estanque del Rey; y no había lugar por donde pasase la bestia que tenía debajo de mí.

15. Por lo cual iba subiendo el torrente de Cedrón, de noche, y estuve contemplando el muro; y dando la vuelta, entré por la puerta del Valle, y así me volví.

16. Pero los magistrados no sabían a dónde yo había ido, ni lo que hacía; ni tampoco a los Judíos, ni a los sacerdotes, ni a los nobles, ni a los magistrados, ni a los demás que hacían la obra, hasta entonces se lo había yo dicho.

17. Les dije pues: Vosotros mismos estáis viendo el mal paso en que estamos, que Jerusalem está completamente destruída, y sus puertas quemadas a fuego. ¡Venid y edifiquemos el muro de Jerusalem, y no seamos más un oprobio!

18. Entonces les dije cómo la mano de Dios había sido buena para conmigo, y también las palabras que el rey me había dicho. A lo cual ellos contestaron: ¡Levantémonos y edifiquemos! Con lo cual ellos fortalecieron sus manos para la buena obra.

19. ¶Y oyeron de ello Sanbalat horonita, y Tobías el siervo, ammonita, y Gesem árabe; e hicieron escarnio de nosotros, y nos tuvieron en desprecio, y dijeron: ¿Qué obra es ésta que vosotros estáis haciendo? ¿Queréis rebelaros contra el rey?

20. Mas yo les volví contestación y les dije: El Dios del cielo nos dará próspero suceso; por lo cual nosotros, siervos suyos, nos levantaremos y edificaremos. Pero vosotros no tenéis parte, ni derecho, ni memorial en Jerusalem.