Brasil, los preservativos y el marketing de la promiscuidad sexual

Leí en un servicio de prensa que el gobierno de Brasil distribuirá 68.600.000 de preservativos en todo el país durante el carnaval que se celebrará en los próximos días. Esta medida forma parte de una campaña para la prevención del Sida, según lo informó el Ministerio de Salud de dicha nación.

La campaña, titulada “La vida es mejor sin Sida. Protéjase. Use siempre el preservativo”, fue presentada por el Ministerio de Salud en Morro dos Prazeres, situado en el barrio de Santa Teresa, uno de los que concentra más animación durante el carnaval de Río de Janeiro, que comenzará mañana, 8 de febrero.

El director del departamento de Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) del Ministerio de Salud, Dirceu Greco, explicó en una rueda de prensa que la campaña pretende “reforzar que el uso del preservativo debe ser un hábito y puede hasta mejorar la relación” sexual.

Es necesario derribar el imaginario popular de que practicar sexo sin preservativo es mejor”, agregó el funcionario.

El secretario de Vigilancia Sanitaria del Ministerio de Salud, Jarbas Barbosa, recordó que el Sida mata a 12.000 personas en Brasil cada año y que por tanto hay que concienciar a la población con la adopción de medidas de prevención.

Los jóvenes de hoy no vieron tantas personalidades morir de Sida como en los años 80″, puntualizó Barbosa, a la vez que advirtió de que según unas encuestas divulgadas en los últimos años, el uso del preservativo en relaciones esporádicas había caído del 58 al 49% en todas las edades.

La campaña se anunciará con cartelería en autobuses, taxis o aeropuertos, así como en la radio, donde se difundirán tres canciones, una al ritmo de samba, otra de frevo (ritmo musical surgido a finales del siglo XIX en Recife, al nororiente del país) y otra de axé, música popular en el estado de Bahía.

Es muy importante destacar que Río de Janeiro, Recife y Salvador, la capital de Bahía, celebran los carnavales más multitudinarios del país.

De todo esto, solamente vemos más de lo mismo. Los gobiernos de las naciones carecen de propuestas para evitar el oleaje de promiscuidad entre sus generaciones jóvenes. Las políticas gubernamentales, a nivel mundial, están realizando grandes esfuerzos para difundir el uso del preservativo, con la confianza de que ello frenará el SIDA. Hoy por hoy, muchas personas sospechan que estos procedimientos que las campañas insistentemente ofrecen para proteger del SIDA, no ofrecen una seguridad total, y que lo del «sexo seguro» es un mito. Y justamente eso es lo único que se consigue: la desconfianza de la población en las propuestas de estas campañas, ya que en el corazón humano, no deja de vibrar la verdad despertando el discernimiento como instrumento de justicia que llame a los hombres a buscar toda respuesta más allá de los ámbitos humanos.

Son cada día más numerosos los que se suman a la certeza de que los preservativos no son la solución para el SIDA.  

Es un hecho, bien aceptado y asumido, que el mayor factor para la difusión del SIDA es la promiscuidad sexual. Por ello es que los preservativos no pueden ser la solución, pues además de no ser 100% seguros contra la transmisión de enfermedades venéreas, promueven la promiscuidad, elevando así el riesgo de contagio.

La Organización Mundial de la Salud informaba hace algunos años que la proporción de fallo del condón para la transmisión del SIDA oscila entre el 10 y el 30%, dependiendo de si se emplea de manera consistente y correcta o no. Nótese que, incluso utilizándolo de manera correcta, hay siempre un riesgo nada despreciable de contagio. Con estos datos, la Dra. Helen Singer-Kaplan, de la Universidad de Cornell, concluía que «confiar en los preservativos es coquetear con la muerte«. 

Por su parte, el Harvard´s Center for Population and Development Studies llegó a la siguiente conclusión en un estudio realizado sobre este tema: tras veinte años de experiencia, no hay ninguna prueba de que los preservativos ayuden a disminuir el SIDA; más bien parece lo contrario

La solución correcta a este problema se encuentra en la tarea apostólica de la Iglesia de Cristo al proclamar el Evangelio del Reino de Dios como un ámbito de justicia y felicidad. Desde esta evangelización se debe seguir la meta de que la sexualidad humana sea reposicionada en su diseño original. Es decir, es tarea de la Iglesia humanizar la sexualidad desde la revelación de la Palabra de Dios. Esta misión pedagógica permitirá la implantación de los valores sobrenaturales que se esconden en este instrumento y de ese modo se logrará convertir la sexualidad en un instrumento sacerdotal que solo el hombre posee para adorar al Eterno y Verdadero Dios.

Las naciones y sus gobiernos deben aceptar que el humanismo reptiliano que dominó la mentalidad occidental por tantos siglo carece a estas alturas de la historia de toda eficacia. Por ende, será necesario que cada gobierno se humille y vuelva a las instrucciones escondidas en los códigos de la Ley Divina. Desde ella, las naciones verán como el destino de sus generaciones torna su fortuna de la muerte a la vida.

Tenemos el ejemplo de Uganda, donde el SIDA avanzaba de modo imparable con los planes de reparto masivo de condones, hasta que el presidente optó por cambiar estrategia e impulsó la educación sexual fundamentad en la castidad como valor. Las campañas de información, patrocinadas por el gobierno, enfatizaban la importancia de la fidelidad a la pareja y la disuasión al desenfreno sexual. El instrumento humano más destacado en esta campaña fue la esposa del presidente ugandés. La Primera Dama de Uganda dijo en su discurso a los jóvenes ugandeses, “ustedes no necesitan el sexo a su edad, esperen hasta el matrimonio, ustedes pueden escoger combatir el SIDA diciendo NO y de esta manera salvar su vida.

Promoviendo de esta modo la abstinencia sexual antes del matrimonio y luego la fidelidad conyugal, se lograron reducir en un 65% las relaciones sexuales “casuales”, disminuyendo así la prevalencia del virus HIV en un 75% entre los jóvenes de entre 15 y 19 años, en un 60% entre los de 20 y 24 y en un 54% en el conjunto de la población. Los hechos hablan por sí mismos.

En conclusión, el preservativo sólo sirve para que algunos hagan negocio. Ante los datos tan evidentes a este respecto, surge la pregunta sobre la intención de quienes promueven el uso de preservativos contra el SIDA: ¿se trata de ayudar a la sociedad o de aprovecharse de ella? Si se quiere ayudar, sería mejor invertir más en educación, sistemas sanitarios, higiene y menos en condones. 

Estoy intercediendo ante el Eterno Padre para que se renueve y humanice la visión que occidente tiene de la sexualidad, y que haya un verdadero compromiso con los que sufren esta enfermedad.

Es importante finalizar sellando todo esto con el consejo apostólico que dice:

 «Haced morir, pues , lo terrenal en vosotros: fornicación, impurezas, pasiones desordenadas, malos deseos…que es idolatría» 
Colosenses 3:1


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