El Amor es …Primera parte

Amor, ¿qué significa en realidad?

«EL AMOR NUNCA DEJA DE SER.» (1 Corintios 13:8)
La palabra amor viene de dos palabras griegas: fileo y ágape. Una es de origen humano y la otra divino.
(1) Fileo requiere que dos personas se aprecien mutuamente; ágape puede provenir de sólo una de las dos;
(2) Fileo es condicional. Si no se cumplen sus condiciones, se acaba. Ágape viene sin condiciones impuestas;
(3) Las relaciones fileo pueden terminar según las circunstancias. Ágape existe, sin más;
(4) Fileo demanda algún tipo de recompensa emocional. Ágape florece pase lo que pase; cualquier recompensa sólo lo hace resaltar.
Cuando Jesús dijo: «Como Yo os he amado, que también os améis unos a otros» (Juan 13:34b), estaba usando la palabra ágape, no fileo. ¿Por qué? Porque sabe que podemos elegir amarnos los unos a los otros siempre, independientemente de lo que pase o deje de pasar.
En su libro «Love Is So Much More, Lord» (El amor es mucho más, Señor), Ruth Calkin escribe: «El matrimonio significa: aguantar puntos débiles de la personalidad, aceptar crítica y darse el uno al otro la libertad de equivocarse. Significa compartir sentimientos profundos acerca de temor y rechazo, convertir la autocompasión en risa y dar un paseo para recobrar el control. El matrimonio significa: ternura y alegría, dureza y fortaleza, justicia y perdón y una cantidad colosal de sacrificio. El matrimonio significa: aprender cuándo no decir nada, cuándo seguir hablando, cuándo empujar un poco, y cuándo retirarse. Significa reconocer el que «yo no puedo ser Dios para ti; yo también Lo necesito». El matrimonio significa: tú eres mi otra parte y yo soy tu otra parte. Haremos un esfuerzo para salir de esto sin pensar nunca en dejarnos. ¡El matrimonio, mi amor, significa nosotros!»

Amar cuando menos lo sientes y ellos menos lo merecen es cuando amas como Dios. De hecho, esa clase de amor puede transformar a otros del mismo modo que el amor de Cristo nos transforma a nosotros (Ver Efesios 5:25-27: «Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.»
¿Qué tiene que ver el amor con ello? ¡Todo! «El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta» (1 Corintios 13:4-7).
Basado en lo que has leído ahora mismo, evalúa la calidad de tu amor. (1) ¿Sufres pacientemente cuando otros se ponen insoportables? (2) ¿Eres amable, incluso cuando ellos no lo son? (3) Rehusas envidiarles a ellos o a cualquier cosa de su vida? (4) ¿Te esfuerzas a reconocer sus méritos? (5) ¿Evitas tratarlos con rudeza? (6) ¿Cedes en tus derechos? (7) ¿Te dominas y evitas amenazas o ira incontrolada? (8) ¿No te alegras cuando les sucede algo malo? (9) ¿Les dices la verdad, incluso cuando es difícil? (10) ¿Te comportas «con gracia y humor» ante cualquier imprevisto? (11) ¿Crees en ellos aun cuando ellos no creen en sí mismos? (12) ¿Los amas, a pesar de todo? Bueno, ¿qué tal?

Matrimonio de pacto

«ASÍ QUE NO SON YA MÁS DOS, SINO UNA SOLA CARNE.» (Mateo 19:6)
Cinco palabras lo decían todo. Estaban escritas en letras grandes en el escaparate de una joyería de Hollywood: «Se alquilan anillos de boda.» Dios ve el matrimonio de otra manera; Él es un Dios de pactos, la Biblia es un libro de pactos, somos un pueblo de pactos y el matrimonio fue creado para ser una relación de pacto. Es un acuerdo para toda la vida entre dos personas en el que el «yo» se convierte en «nosotros». Requiere sacrificio, el morir a uno mismo para que el matrimonio viva. Pretende rendirse totalmente – es la fusión de una vida en otra.
El matrimonio no es más que dos personas imperfectas que se edifican continuamente, dándose totalmente, en equipo con un Dios perfecto. Escucha: «Así que no son ya más dos, sino una sola carne» (Mateo 19:6). La interpretación griega de la palabra «unidos» es: «pegados el uno al otro». Si tu matrimonio es un matrimonio de pacto, ¡no se despegará cuando lleguen las presiones!»

El matrimonio no consiste tanto en encontrar a la persona ideal, sino en llegar a ser la persona ideal. Si no seguís creciendo juntos, creceréis por separado; es inevitable.
El matrimonio es un pacto, no un contrato. ¡Hay una gran diferencia! Contratos no soportarán el dolor, los escollos y las presiones. Sólo se centran en: «¿Qué puedo sacar de esto?» Los tribunales hacen respetar los contratos, pero los pactos se ponen en vigor por el carácter. Uno requiere dar tu nombre, el otro dar tu vida.
Mira a tu alrededor: las mejores ideas proceden de Dios, quien dijo: «No es bueno que el hombre esté solo» (Génesis 2:18b). Entonces creó a Eva. Fíjate que Eva no fue hecha de la cabeza de Adán, para que no estuviera por encima de él, ni de sus pies, para que no fuera pisoteada por él, sino de su costado, para ser igual a él, por debajo de su brazo, para ser protegida por él; y de cerca de su corazón para ser amada por él.
¿Qué hace que el amor se enfríe? Chuck Swindoll escribe: «No es un hecho ni una palabra, sino una serie de pequeñas diferencias sin resolver que hace que la televisión se convierta en la solución a los problemas de un día duro y que nos deja callados cuando deberíamos decir: ‘Gracias’ o: ‘Perdona’ o: ‘Estás muy guapa/o hoy.’ Ya no decimos: ‘Te quiero’, porque esas palabras no tienen el significado que tuvieron un día. Es muy doloroso recordar que esos sentimientos que nos dijimos que nunca pasarían, se han quedado, a fuerza de lágrimas, anquilosados en el pasado.» ¡Haz algo hoy para fortalecer tu matrimonio!

Las causas principales del divorcio son:

  • (a) Egoísmo;
  • (b) Expectativas irreales.

John Powell escribe: «El divorcio es el resultado de expectativas románticas. Julio piensa que casarse con Luisa va a ser la felicidad absoluta. Pero después de que las campanas de la boda quedan en un eco, la verdad se hace patente: cambios bruscos de humor, subida de peso, cenas quemadas, rulos en el pelo, y él se pregunta cómo se pudo meter en éstas. Piensa en lo secreto que ella lo engañó. Antes de la boda, Luisa pensaba que casarse con Julio sería lo más maravilloso. Ahora se encuentra con la ceniza de los cigarrillos, la adicción a los deportes, su insensibilidad dolorosa. Luisa llora a menudo y busca en las Páginas Amarillas la sección de Consejería Matrimonial. Las expectativas irrealistas son como un desfile en el que siempre llueve. Lo siento, pero «el príncipe azul» y «la media naranja» no existen.»

Fuente :»La Palabra Para Hoy», escrito por Bob y Debbie Gass


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