LOS TRES…

Hay un axioma que la gente común tiene para defenderse de otros: Es mi vida y qué. Yo puedo hacer lo que quiera, mientras no lastime a nadie. Otros van más lejos… Usted no vea lo que yo hago, usted vea a Jesús. Bueno, cada quien tiene sus propios principios y hay que respetarlos, aunque eso no significa estar de acuerdo. Gracias pastor Luis Juárez, de México por su agradable y atinado comentario a mi blog. Le bendigo, así como a todos los que me leen. Aunque diferimos en opinión, debemos madurar hasta aceptarnos como somos. Cada uno debe considerar superior al otro, aconseja Pablo. Y es que tenemos que aprender a convivir con nuestras virtudes y defectos. No somos perfectos. Cada uno de nosotros tiene un rol que desarrollar en el concierto de la vida. Cada uno toca un instrumento para producir un sonido agradable al mundo que nos observa… ¿Qué sería si en una orquesta no hubieran violines? ¿O trompetas? ¿O bombos? ¿Cómo sonaría esa orquesta? Porque la suma de todos los instrumentos produce lo que realmente nos apasiona: la armonía… Sin armonía no hay música. Sin armonía no hay unidad. Sin armonía no hay nada digno de escuchar. Por eso el director de la orquesta necesita a todos. Todos juntos producen lo que el escritor de la partitura quiere transmitir… Eso es lo que tenemos en una casa de Betania… Jesús es amigo de esa familia. Unos días antes estaba incompleta. Faltaba uno. Sin ese uno que no aparece en la casa cuando el Director Divino llega, esa casa no esta en armonía. El sonido es amorfo. No se distingue nada. Sin embargo, Jesús, que tiene la solución a todos los problemas de cualquier orquesta, hace lo que tiene que hacer para que la sinfónica esté completa con todos sus instrumentos… Y afina al instrumento que hacía falta: Lázaro. Después de unos días de afinamiento y trabajo en una cueva oscura y húmeda, Lázaro sale con unas ganas de tocar que para qué le cuento… Y Juan, en su hermoso capítulo 12 nos lo dice: «… le hicieron una cena, Marta servía, Lázaro estaba allí con Él y María, tomando un perfume…» ¿Lo vio? Anteriormente Lázaro no aparecía por la orquesta cuando Jesús llegaba. Solo las dos hermanas tocaban. Algo hacía falta. El Director lo notó y trabajó. Ahora, después de la afinadita en una tumba, la orquesta está completa… Están los tres. Ahora sí. Todo está completo…
Hasta que comprendamos eso, el mundo nunca escuchará la sinfonía del Cielo tocada en la tierra… Hasta que todos nosotros no demos la nota correcta, la orquesta no estará completa. ¿Seré yo el que falta? ¿Será usted el que falta? Por eso el mundo no ve nada bueno aún. Lo que ve es un grupo amorfo de gentes que pasan por la vida con biblias bajo el brazo pero no producen ningún sonido agradable. Uno toca porque es trompeta, pero su sonido solo, no produce armonía. Otro toca su bombo. Pero aburre. Su sonido es monótono… bom, bom, bom… ¿Y la flauta? Igual… sonidos sin forma… Pero, algún día, estaremos todos juntos, en ARMONÍA y hasta entonces el mundo sabrá quienes somos… Hasta que en aquella casa de Betania se reunieron los tres, todo estuvo completo. Los tres eran importantes. Los tres, juntos, impactaron su mundo, su sociedad, su barrio, su comunidad, su entorno… Eso nos hace falta. Estar en armonía para impactar nuestro país… ¿No le llama la atención otro detalle? ¿Por qué será que son TRES los que trabajan unidos para nuestra salvación? Sin la colaboración de esos Tres no seríamos hijos de Dios… ¿No le parece?

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