Mateo capitulo 22



Bendiciones hermanos.


Continuamos con la lectura del libro de Mateo, hoy con el capitulo 22 que contiene cinco temas como, parábola de la fiesta de boda, la cuestión del tributo,
la pregunta sobre la resurrección, el gran mandamiento y ¿de quién es hijo el Cristo?.


Padre nuestro, gracias por este nuevo día en el que podemos comenzar, alabándote y adorándote, nos ponemos en tus manos para que nos guíes en la lectura diaria de tu palabra, guíanos para que no nos desviemos del camino recto, y guárdanos de todo mal cubre este foro para que podamos seguir llevando tu palabra por el mundo, te lo pedimos en el nombre de Jesús amen.




Mateo
Capítulo 22

Parábola de la fiesta de boda


22:1 Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo:


22:2 El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo;


22:3 y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir.


22:4 Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas.


22:5 Más ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios;


22:6 y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron.


22:7 Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad.


22:8 Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos.


22:9 Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis.


22:10 Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.


22:11 Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda.


22:12 Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció.


22:13 Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.


22:14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.


La cuestión del tributo

(Mc 12.13-17; Lc 20.19-26)



22:15 Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra.


22:16 Y le enviaron los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres.


22:17 Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no?


22:18 Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas?


22:19 Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.


22:20 Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen, y la inscripción?


22:21 Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.


22:22 Oyendo esto, se maravillaron, y dejándole, se fueron.


La pregunta sobre la resurrección

(Mc 12.18-27; Lc 20.27-40)



22:23 Aquel día vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron,


22:24 diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y levantará descendencia a su hermano.


22:25 Hubo, pues, entre nosotros siete hermanos; el primero se casó, y murió; y no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano.


22:26 De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo.


22:27 Y después de todos murió también la mujer.


22:28 En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron?


22:29 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.


22:30 Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo.


22:31 Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo:


22:32 Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.


22:33 Oyendo esto la gente, se admiraba de su doctrina.


El gran mandamiento

(Mc 12.28-34)



22:34 Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una.


22:35 Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo:


22:36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?


22:37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.


22:38 Este es el primero y grande mandamiento.


22:39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.


22:40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.


¿De quién es hijo el Cristo?

(Mc 12.35-37; Lc 20.41-44)



22:41 Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó,


22:42 diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David.


22:43 El les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo:


22:44 Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi derecha,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?


22:45 Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?


22:46 Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.



Notas:


Mateo 22:10 Tanto malos como buenos: Nótese la semejanza entre esta parábola y las de Mt 13.24-30,36-43,47-50.

Mateo 22:13 Allí será el lloro y el crujir de dientes: Véase Mt 8.12.

Mateo 22:14 Los v. 11-14 no tienen correspondencia en la parábola de Lc 14.15-24, que es, por lo demás, paralela. Posiblemente provienen de otra parábola, añadida aquí por Mateo.

Mateo 22:16 Los herodianos, o sea los del partido de Herodes, apoyaban a Herodes Antipas y a la dinastía fundada por Herodes el Grande.

Mateo 22:17 El gobierno romano, en nombre de su emperador, cobraba impuestos a sus súbditos. Si la respuesta de Jesús era afirmativa, perdería simpatías entre el pueblo; si, por el contrario, respondía negativamente, entraría en conflicto con las autoridades romanas.

Mateo 22:19 Denario: moneda romana de plata, que llevaba en aquel tiempo la imagen del emperador Tiberio. Véase Tabla de pesas, medidas y monedas.

Mateo 22:21 Ro 13.7.

Mateo 22:23 Los fariseos creían en la resurrección de los muertos, pero no así los saduceos. Estos se apegaban solo al Pentateuco, del cual, precisamente, Jesús cita un texto en su respuesta (v. 32). Cf. Hch 4.1-2; 23.8.

Mateo 22:24 Se refiere a la «ley del levirato», por la cual, si un hombre moría sin dejar hijos, su hermano o pariente más cercano debía casarse con la viuda y tener con ella descendencia, que sería contada como si fuera del difunto. Cf. Dt 25.5-10.

Mateo 22:30 En diversos ms. no aparece: de Dios.

Mateo 22:32 Jesús cita Ex 3.6, interpretándolo en el sentido de que el Dios viviente no puede ser Dios de muertos y, por tanto, si él es el Dios de Abraham,… de Isaac y… de Jacob, estos deben de estar «vivos», por lo que han de resucitar.

Mateo 22:36 El gran mandamiento: Véase Mc 12.28.

Mateo 22:37 Dt 6.5 (véase Mc 12.29-30.).

Mateo 22:39 Lv 19.18.

Mateo 22:40 La Ley y los Profetas: las Escrituras del AT (Mt 5.17).

Mateo 22:40 Lc 10.25-28; Ro 13.9-10.

Mateo 22:42 Los judíos esperaban que el Mesías fuera descendiente del rey David; véanse referencias en Mc 12.35.

Mateo 22:44 Sal 110.1; citado también en Mc 12.36; Lc 20.42-43; Hch 2.34-35; 1 Co 15.25; Ef 1.20-22; Col 3.1; Heb 1.13; 8.1; 10.12-13. La derecha significa el lugar de más alto honor.

Mateo 22:45 El pasaje del salmo se interpreta como dirigido al Mesías. Jesús dice que, siendo así, David reconocía como Señor al futuro Mesías, y, por tanto, este Mesías no podría ser simplemente el «Hijo de David» (Mt 9.27.), sino algo más.




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